La situación es más que curiosa en Alimentación, aunque podría tomarse como toda una declaración de principios de los empresarios nacionales en tiempos de Cambiemos. Es que los mismos que fueron a la Rosada, apoyaron la política del macrismo y pactaron en la Mesa de Dialogo Social con la CGT y el Gobierno Nacional un bono de fin de año para todos los trabajadores de la actividad privada, se niegan a cumplirlo en su sector.
Dos de los firmantes de ese entendimiento, Daniel Funes de Rioja y Adrián Kaufmann, dirigentes que suelen representar los intereses de la Unión Industrial Argentina (UIA), se niegan a avanzar en el pago de un bono de fin de año en la industria de la Alimentación (su lugar de pertenencia) y las negociaciones se encuentran estancadas y en plena ebullición.
Desde el gremio de la actividad le habían reclamado a la cámara empresaria un plus navideño de 6 mil pesos, en línea con lo conseguido en años anteriores y con el nivel inflacionario de este 2016. Sin embargo la única contrapropuesta fue otorgar dos mil pesos, sólo en algunas firmas y en cómodas cuotas hasta abril. Casi una provocación.
Por ello la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (FTIA), que conduce Rodolfo Daer, ante lo que consideran la «mala fe» empresaria, resolvió que el próximo miércoles marchará a las sedes de las cámaras empresarias en todo el país y realizará allí actividades de repudio a la «intransigencia patronal».
Además, el gremio dispuso la realización de medidas de fuerza sorpresivas hasta tener una propuesta que pueda ser «considerada como tal».
La situación, casi insólita de empresarios que firman una cosa en un ámbito y lo desconocen en otro sólo unos días más tarde, rompe con una negociaciones colectivas que mantenían buen diálogo en la actividad en los últimos años y llegaban a entendimientos sin mayores conflictos y expone las complejidades que se viven en el mercado laboral.