El dato de la UCA surge del informe sobre “Empleo, precariedad laboral y desigualdades estructurales en la Argentina urbana (2010-2016)” que fue presentado en una rueda de prensa en la sede de la universidad, de la que participaron su rector, monseñor Víctor Manuel Fernández; el director de investigación del observatorio, Agustín Salvia; y el investigador Eduardo Donza.
La precariedad laboral, que fue creciendo a partir de 2010, se acentuó en lo que va de 2016, y ya golpea al 54,1% de los trabajadores ocupados, de acuerdo a la Encuesta de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). En 2010 era del 50,6% y en 2015, del 52,5%.
Por otro lado un 9.9% de los trabajadores se encuentra sin empleo. La cifra de desocupación difiere con los últimos datos oficiales que brindó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que registró en el mismo período -el tercer trimestre- una mejora del empleo y una baja de la desocupación al 8,5 por ciento, por debajo del 9,3 del segundo trimestre.
“Nuestra tarea es poner en debate nuestros diagnósticos y resultados, no somos opositores ni oficialistas de ningún gobierno», aclaró Salvia en la conferencia de prensa, tras señalar que “la falta de acceso a un trabajo decente deviene de un problema estructural a nivel social y económico».
Según la encuesta de la Deuda Social Argentina realizada durante el tercer trimestre de 2016, el 18 por ciento de la población está “subocupada en actividades de baja remuneración, alta inestabilidad o participan de programas de empleo” mientras que el 9,9 por ciento se encuentra “abiertamente desocupado”.
En tanto, el 41,4 por ciento de la población económicamente activa urbana “posee un empleo asalariado o no asalariado con calidad plena de derechos laborales” y el 30,7 por ciento “un empleo regular pero sin vinculación con la seguridad social”.
Al hacer una interpretación de los números, Salvia indicó que, “a pesar de la ampliación de políticas sociales, hay una parte de la sociedad que no puede ingresar al mercado de trabajo disponible” e insistió en que, “aunque lluevan inversiones, no habrá derrame hacia los sectores menos dinámicos” de la sociedad.
Según el informe de la UCA, “entre el cuarto trimestre de 2015 y el tercer trimestre de 2016, sin que se hayan registrado cambios relevantes en la tasa de actividad, se confirma una caída del empleo pleno (1,6 puntos porcentuales), incluso en el empleo precario, teniendo como correlato un aumento en el subempleo inestable y –aunque estadísticamente no significativo- en la tasa de desempleo abierto”.
Señala además que se observa un “aumento significativo” en el riesgo de desempleo -es decir, haber estado desocupado al menos una vez en el último año- que pasó del 24,9 por ciento al 27,7 por ciento, como así también de la “percepción de los ocupados de considerar altamente difícil conseguir un empleo similar en caso de perder su actual trabajo” que pasó de 84,5 a 88,1 por ciento.
Las cifras de la UCA recuerdan que, entre 2010 y 2016, con el gobierno anterior, “la proporción de subempleos inestables paso de 9,7 por ciento a 18 por ciento de la población económicamente activa”.
“Este fuerte incremento, originado principalmente por las políticas contracíclicas de generación de trabajos vinculados a un mercado interno de consumo de bajos ingresos o a programas de empleo, fue el que compensó el comportamiento de la desocupación (la cual disminuyó de 11,4 por ciento a 9,9) en un contexto de falta de inversión productiva y de ausencia de creación de empleo pleno”, sostiene el informe.