«El objetivo principal de este año es la modificación de los Convenios Colectivos de Trabajo», advirtió a este portal una fuente vinculada al mundo laboral hace unas semanas y la dinámica de los sucesos en el ámbito gremial parecen confirmarlo. Es que en el lapso de diez días tanto los petroleros neuquinos, otrora gremio poderoso de la actividad comandados por el Senador Guillermo Pereyra, como los Capitanes de Ultramar y Oficiales de la Marina Mercante avanzaron en la flexibilización de sus regulaciones laborales.
La situación de los marinos se resolvió ayer en el marco de una confusa asamblea extraordinaria que duró unas 6 horas y terminó con una votación nominal cerca de la medianoche, que le liberó las manos a la conducción gremial, que encabeza Marcos Castro, para desregular todas las relaciones laborales en el ámbito de los buques. Un cheque en blanco.
Bajo la premisa de reducir los costos laborales para atraer mayores empleos, mismo argumento utilizado por los petroleros para avanzar sobre sus derechos, los Capitanes resolvieron «Facultar al Presidente del Centro a suscribir, previa aprobación de la reunión de la Comisión Directiva, Convenios Colectivos de Trabajo para embarcar en buques que realicen mayoritariamente navegación internacional».
En esta cesión de derechos por promesas, además expusieron de la posibilidad de la reimplementación de la Boleta de Embargo (una especia de aval que el Centro de Jefes y Oficiales Maquinistas Navales, como organización profesional, le otorga a cada colega para desempeñarse en un buque determinado) y una nueva regulación del goce de francos compensatorios.
La flexibilización de las relaciones laborales se produjo casi en simultáneo con el pronunciamiento de la Federación Marítima, que lidera Juan Carlos Schmid, contra el avance de las empresas sobre los convenios laborales. Y no es casualidad. Es que el temor extendido en el ámbito marítimos es que lo resuelto por los Capitanes, que ahora buscarán ir por acuerdos por empresa, termine siendo la punta de lanza para flexibilizar por completo una actividad que para colmo tiene a su gremio más poderoso, el SOMU, con una larga intervención.
La dinámica con la que los Capitanes se manejarán ahora para sus relaciones laborales, tras la liberación de manos a su Comisión Directiva es, es la siguiente: las empresas propondrán el marco regulatorio de las relaciones laborales que «necesitan» para operar y es el gremio en Comisión Directiva el que las acepta o pide modificaciones. Casi a la chilena.
Se avanza, entonces, hacia un esquema de Convenio Colectivo de Trabajo por empresa, al estilo liberal, que detona el Convenio por actividad y empieza a marcar diferencias entre los propios trabajadores de una misma rama de acuerdo a sus empleadores. Esta resolución de los Capitanes, que ataca el corazón del modelo laboral argentino, será seguido de cerca por varios actores del mundo laboral que ven aquí un laboratorio de lo que puede ser una gran reforma laboral en el país.