La decisión de lanzar una dura respuesta por parte de la cúpula gremial, estará precedida por el encuentro que, desde las 16 de hoy, mantendrán en Azopardo al 800 representantes de los gremios industriales con la cúpula sindical.
«Enojo, bronca, encono, malestar, y pérdida creciente de confianza» son calificativos que utilizan los jefes cegetistas para calificar la actual realidad laboral y denostar «la mirada pasiva del Gobierno», y de poner en duda además la continuidad de «un apático diálogo» con patrones y funcionarios.
Aunque la cumbre marplatense de todas las líneas del movimiento obrero -reunida el jueves pasado en el tradicional almuerzo anual convocado por el gastronómico Luis Barrionuevo en el Hotel Presidente Perón- no produjo definiciones concretas sobre esos escabrosos temas, el debate fue «riguroso y, por momentos, ríspido y altisonante» entre quienes apuestan aún al diálogo hasta «las últimas consecuencias» y quienes quieren convertirse en «halcones».
A pesar del difícil debate que de seguro se producirá este jueves en la primera reunión del año del consejo directivo cegetista -desde las 15-, hubo en la ciudad atlántica representantes gremiales que se retiraron «disconformes» porque «cada uno sólo defendió allí su quinta, relató su realidad y no formuló propuestas coherentes y abarcativas para superar la realidad».
«Nadie estuvo a la altura de las circunstancias. Se esperaba mucho más de ese cónclave», aseguró a Télam un veterano dirigente jaqueado por los despidos en su actividad, quien dijo haber regresado a Buenos Aires «muy molesto» ante «las indefiniciones».
Lo concreto es que el mayor enojo atraviesa hoy las filas de los gremios industriales -sector donde despidos, suspensiones y cierres de fábrica no cesan- y, además, en el que «se suceden los incumplimientos firmados, como el pago del bono de fin de año».
También advierten que «se llegó a una destrucción casi total del marco de confianza en el que se inició la relación con el Gobierno y, así, es muy difícil que respire el diálogo social».
Ese panorama tornará complicado que se produzcan avances en la Mesa de Diálogo para la Producción y el Trabajo: hay clima de protesta y, el jueves, la conducción discutirá y analizará esa posibilidad. Es preciso escuchar de forma atenta la realidad de gremios como construcción, obras sanitarias y estatales. Mucho margen de pasividad no queda», confirmó a esta agencia un encumbrado dirigente obrero.
Hugo Moyano, el mandamás camionero y ex secretario general de la CGT Azopardo -hombre de consulta obligada, al igual que Antonio Caló y Luis Barrionuevo- cenó la noche previa a la cumbre marplatense con uno de los triunviros de la central sindical.
El líder camionero escuchó «con suma atención» la realidad que trazó el dirigente -según los voceros gremiales que asistieron a la cumbre- y viajó de regreso a Buenos Aires para una reunión en la AFA con «serios signos de preocupación» en su mochila.
«No hay mucho margen para esquivar una protesta ante la cruda realidad», coincidieron varios dirigentes de gremios azotados por las decisiones patronales de suspender y cesantear.
La CGT anunciará el jueves el inicio de «un plan de lucha gradual, una posible protesta y marcha de gremios de la industria y un ultimátum ante la inacción del Gobierno, que adquirirá la forma de una propuesta de acción integral», afirmaron las fuentes a Télam.
Otros voceros sindicales consultados por esta agencia sostuvieron sin embargo que, de forma extraña y sorpresiva, el anfitrión Barrionuevo «no bajó línea» en el multitudinario encuentro superestructural, por lo que se adelantaron a asegurar que «no pasará nada y, a lo sumo, se convocará a una protesta menor».
«El gobierno de Cambiemos, luego de poco más de un año, no cambió nada. Muchos gremios aún no entendieron que no pueden continuar los subsidios sin perjudicar al sector privado. El país no tiene un mercado fuerte y, además, la producción es cara y berreta. Ese modelo es insostenible. El movimiento obrero es decimonónico. No hay competencia y se perdió la cultura del trabajo a partir de vagos y ñoquis. El sindicalismo deberá reconvertirse a largo plazo y pocos se dan aún cuenta que la Nación no funciona», espetaron a Télam dirigentes ofuscados por «el nivel del debate en la cumbre».
Lo cierto es que sindicatos y Gobierno mantuvieron una buena relación hasta diciembre último, pero los decretos de necesidad y urgencia, los anuncios de cambios en los convenios colectivos y la ultraactividad, los despidos y suspensiones, los bonos no pagados, la iniciativa de ‘Empleo Jóven’, -que sólo expulsará del mercado laboral a «los viejos trabajadores para flexibilizar a las nuevas camadas», según la CGT- y las pasantías terminaron por encender la mecha de la desconfianza, al punto de que los dirigentes gremiales se preguntan ahora sobre «la real utilidad de ese diálogo».
Además, la CGT siente cada vez más cerca los reclamos de varias comisiones gremiales internas, que atraviesan graves conflictos, y continúa repudiando la decisión gubernamental de haber vetado la Ley Antidespidos para permitir luego «las cesantías empresarias».
«La CGT defenderá los convenios colectivos y los salarios. En verdad, está realmente hastiada del discurso del costo laboral, escuchado ya en otras épocas. Habrá que pintarse la cara y lanzar un plan de lucha y, quienes se opongan, deberán fundamentarlo. Los gremios no discutirán paritarias del 18 por ciento porque eso sería una locura ante la incertidumbre reinante», concluyeron varios voceros e integrantes del consejo directivo cegetista.