El secretario general de la Federación Obrera Ceramista (Focra), Domingo Moreyra, denunció «la crítica situación de la industria» del sector y expresó su «profunda preocupación» ante «la ola de cierre de fábricas, suspensiones, despidos y el forzado adelantamiento de vacaciones», en especial en los establecimientos de la compañía San Lorenzo.
El veterano dirigente sindical -quien es vocal del consejo directivo de la CGT-, explicó que al reciente cierre de la planta puntana de Villa Mercedes y su secuela de casi 150 despidos se sumaron más de 100 cesantías en el establecimiento San Lorenzo de San Juan, y 25 días de huelga total en el de Azul.
La empresa Cerámicas San Lorenzo es un grupo multinacional con sede europea en Bélgica y latinoamericana en Santiago, Chile.
Moreyra detalló que la firma «la Moza», de México, hizo trascender de forma reciente que habría adquirido las plantas de San Lorenzo en el país a partir de «la posesión de un antiguo poder», aunque el dirigente gremial aseveró que nadie sabe «si finalmente esa operación se realizó o no y si lo hicieron sin o menos personal».
«En Puerto Madryn, Chubut, los directivos de San Lorenzo proyectan producir otros 50 despidos, o sea, más de la mitad del personal. Nadie dice nada. La firma asegura que ya vendió, pero no lo creo. Ese establecimiento, líder en el país, perteneció a un grupo alemán y, finalmente, aterrizó en manos belgas. Hasta hace dos años la relación obrero-patronal era buena, pero cambió al llegar las nuevas autoridades. Allí comenzaron los despidos», puntualizó.
Moreyra aseguró que la actual Gerencia de Recursos Humanos de Cerámicas San Lorenzo «es administrada por un verdadero liquidador» y denunció «una real política de vaciamiento».
«No existe en la actualidad el diálogo con el gremio. El objetivo es profundizar los despidos y reducir los salarios; implementar el sistema de pasantías y regresar a los tristemente célebres contratos basura de los ’90 para abaratar mano de obra», explicó.
Al detallar el conflicto producido en la planta puntana de Villa Mercedes, Moreyra aseveró que en esa ocasión el Ministerio de Trabajo de la Nación «actuó bien», porque dictó la conciliación obligatoria, aunque «la empresa decidió no acatarla y, lamentablemente, no se le impusieron castigos o severas multas».
«En Almirante Brown ocurrió otro tanto. Además, se suceden los aprietes para que los trabajadores accedan a abandonar el empleo. Existe gran preocupación, en especial en los establecimientos de San Lorenzo, que hace tiempo cerró la planta de Santa Fe. Allí y, al poco tiempo, los ceramistas se convirtieron en parias», afirmó.
Moreyra explicó a Télam que en la actualidad existe «mano de obra barata y hasta esclava» en el mundo, como había sucedido en «la Argentina durante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando De la Rúa, cuando además había una capacidad ociosa del 70 por ciento».
«La realidad es que en esas plantas no interviene hoy la cartera laboral, se adelantaron vacaciones y están paradas», subrayó.
Hace apenas una semana se anunció el cierre definitivo de la planta puntana de San Lorenzo y de dos áreas de producción en la bonaerense de Azul, por lo que los trabajadores iniciaron una huelga total, que fue respaldada por un paro de cuatro horas por turno en los establecimientos de San Juan y Puerto Madryn.
Moreyra explicó que «es imposible competir con China y otros países de Oriente, donde un trabajador gana entre 100 y 500 dólares mensuales, produce muy barato y vende luego más caro».