«El encarecimiento del costo de vida, la pérdida del poder adquisitivo del salario, la destrucción de las fuentes de trabajo, los despidos y las incumplidas promesas de mejora contrasta con la transferencia de recursos a sectores poderosos y concentrados. La oportunidad de generar consenso pasa por revertir un proceso de destrucción económica, de pérdida del rumbo y de la agenda pública, que desapareció luego de intensos reclamos», afirmó Cáceres
El dirigente gremial, y referente del Movimiento Evita, dijo que trabajadores, empresarios, movimientos populares, maestros y usuarios y consumidores estarán en la calle para manifestar que existe «una Argentina real que sostiene el peso de malas decisiones, lo que posibilitó las circunstancias de indefensión frente a la crisis mundial».
La UOLRA se pronunció por «un país con industria y justicia para los trabajadores de la economía formal e informal» y en rechazo de «los despidos y la represión a trabajadores y militantes», y se opuso al veto a la ley que consagró «el derecho del personal del Hotel Bauen a administrarlo como cooperativa» y a «su desalojo».
El dirigente, aliado del triunviro de la CGT Juan Carlos Schmid en la reformulación estatutaria de las regionales de la central obrera -cuyos hombres ya ocupan la nueva Secretaría de la Economía Popular- expuso en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), en Sarmiento al 2.000 de la Capital Federal, donde rechazó «una posible reforma laboral y la pérdida de derechos conquistados».
En el «Encuentro Nacional del Centro de Estudios Laborales (CEL)» que encabeza, Cáceres rechazó esos cambios y reivindicó a «los trabajadores de la llamada economía popular o sin patrón».
El sindicalista y referente social afirmó: «los trabajadores están ausentes en el discurso presidencial», por lo que señaló su «preocupación» y añadió que el Ejecutivo «no se refiere a la gran problemática de la inflación, a la pérdida del poder adquisitivo, a la caída del empleo y el consecuente aumento de la pobreza».
También ratificó que «los niveles de caída en la construcción –en especial en el sector ladrillero- se mantienen desde mediados de 2016» y, sobre la marcha de la CGT del martes próximo, opinó: «no será un paro político como afirma el gobierno sino una respuesta al ataque que sufren los trabajadores a partir de la flexibilización, el incumplimiento de los acuerdos firmados por los empresarios y la inacción del Estado respecto de esos temas».