(por Pablo Cano) Acuña no es un tipo de grandes morisquetas, por el contrario, es dueño de una cara impertérrita y debe ser muy difícil -aún en la intimidad- adivinarle su verdadero estado de ánimo.
Pues bien, hoy mostró su cara de asombro y enojo contenida cuando, en varios pasajes de su discurso- que abrió la jornada- no supo cómo conducir a la multitud que bramaba «Paro General». Y esto profundizó su desconcierto iniciado al ingresar al micrófono cuando fue saludado con el «vamos a volver» que todos decodifican de manera inconfundible.
Un detalle, todos sabemos que en un acto gremial «adelante», es decir, frente al palco, están las bandas mas organizadas -el aparato- para , entre otras cosas, garantizar el orden y el tono del acto. Pues bien, fue de ahí desde dónde se escuchó el griterío agitando la medida y con delay se fue formando un fuerte grito que se oyó sobre toda la Av. Belgrano. La banda a la que se la puede presuponer cómo más beligerante -el grupo que se concentra bajo el paraguas de la Corriente Federal- había quedado fuera de la zona núcleo del acto entrampada en la Av. de Mayo quizás bajo una expectativa al final trunca de aterrizar en la Plaza. Va de suyo que los aparatos sindicales, incluso los más ordenados, están en un grado de hervor que supera la templanza con que la conducción aún se para frente al gobierno de Cambiemos.
Schmid entendió que había que levantar el tono y salió en ayuda de Acuña un poco mas incendiario diciendo la palabra «PARO» seguida de la palabra «PERO»…aún así fue el de los tres quien mejor surfeó la demanda de las bases confrontando en su discurso directamente con los CEOs y en especial -aunque sin nombrarlo- con Marcos Peña.
Daer, quien ya había adelantado en los prolegómenos del acto la posible fecha del paro, fue quien mas sufrió el pánico escénico con un discurso desorientado y enredado en el cual fue tautológico en extremo dando muestras de que estuvo todo el tiempo tratando de calibrar sus palabras mucho más pensando en el Gobierno Nacional que en el público que lo escuchaba. Quizás haya pesado en él cerrar un acto que daba escenografía a un actor político ausente y que ese actor no era justamente Sergio Massa…
En los ostensibles nervios de los tres pesan la ausencia de reconocimiento a la enorme cantidad de actores a los que la CGT fue a ver a efectos del acto y que formaron parte de la masiva concurrencia, también un remedo del atraso conceptual de la CGT lució al iniciarse el acto con un minuto de silencio por los mártires del movimiento obrero «Perón, Evita…y Rucci».
Sin embargo, el enorme arco de participantes del acto de hoy dan para una lectura que se apoya en el vaso lleno aunque ese vaso quizás no sea el que querían llenar Daer, Acuña y Schmid.
Sobre ese saldo positivo, dejamos la foto de estos jubilados que marcharon hoy con trabajadores, militantes y -sobre todo- con una enorme cantidad de ciudadanos.