Acompañado por el economista Carlos Melconian, el Jefe de Gobierno porteño vio el partido de la selección junto a alrededor de 60 trabajadores de una empresa metalúrgica fabricante de materiales eléctricos. Fue tanta la alegría por el gol que Macri se abrazó con uno de los obreros y terminó en el piso.
La empresa está radicada en la zona oeste del conurbano desde hace 45 años y exporta parte de su producción a países vecinos como Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Esta vez, no hubo viaje relámpago a Brasil para ver el Mundial en vivo y en directo. Mauricio Macri se quedó en la Argentina y aprovechó el partido con Suiza para compensar uno de los déficit de su candidatura presidencial: la falta de apoyos sindicales.
Si bien mantiene una relación neutra con los municipales del moyanista Amadeo Genta, Macri no consigue avales gremiales. Algo lógico, en función de sus propuestas de flexibilización laboral.
Acompañado por el economista Carlos Melconian (histórico vocero de las recetas de ajuste), el Jefe de Gobierno porteño vio el partido junto a alrededor de 60 trabajadores de una empresa metalúrgica fabricante de materiales eléctricos.
Y en el festejo del gol de Ángel di María, el ex presidente de Boca se abrazó con uno de los obreros y terminó en el piso.
La empresa está radicada en la zona oeste del conurbano desde hace 45 años y exporta parte de su producción a países vecinos como Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Más allá del baño popular que se dio Macri, lo cierto es que el PRO no consigue cosechar adhesiones del mundo sindical, salvo por algunas foto-políticas con Hugo Moyano y el intento real de sumar a Facundo Moyano.