Una de las plantas de la fabricante de calzado deportivo Puma, Unisol, cerró sus puertas como consecuencia del aumento del volumen de importaciones y la caída del consumo en el mercado local.
El intendente del Departamento Sanagasta, José Aparicio, confirmó que cerró la planta de Unisol establecida en su municipio y fabricante de calzado para la firma Puma, a la vez que expresó que “es una mala noticia para mi pueblo porque era el único emprendimiento privado de escala que teníamos”.
Unisol, dueño de Puma en Argentina, generaba al menos 100 puestos de trabajo en Sanagasta, una pequeña localidad de casi 3.000 habitantes y distante a alrededor de 20 kilómetros de la capital riojana.
El cierre de la planta fabril, que emplea alrededor de 70 trabajadores de forma directa y 30 de manera indirecta, es a raíz de las importaciones.
El intendente se refirió a los fabricantes del sector al señalar que «ya habían cuestionado la apertura de las importaciones por parte de la Nación”.
“Es un verdadero golpe para la turística Villa Sanagasta, dado que ahí se se empleaban a 100 personas desde 2012”, explicó.
“Sanagasta se queda sin la fábrica y con muchas familias desocupadas», manifestó Aparicio.
“No lo esperábamos, fue una sorpresa la decisión de Unisol. Los empleados están en la vereda de la fábrica a modo de protesta, pero en el fondo con la esperanza de que se vuelva atrás con el cierre de la planta, aunque la empresa ya citó para negociar sus indemnizaciones a los empleados directos”, resaltó.
“El Grupo Unisol se venía entrevistando desde hace tiempo con las autoridades nacionales a quienes solicitaron un freno a las importaciones, que hasta ahora no se dio y por supuesto con estas consecuencias”, precisó el intendente.
Además de la de Sanagasta, la firma cuenta con tres plantas más en La Rioja, ubicadas en Chilecito, Chamical y en la capital provincial.
Además trascendió que serían despedidos 30 operarios en Capital y 40 en Chilecito, algo que confirmó ayer el secretario General de Sindicato del Calzado, Agustín Amicone.
El impacto, por el aumento de las importaciones y la caída del consumo, comenzó a sentirse a fines de 2016, cuando la empresa Unisol cerró su planta en la provincia de San Luis, dejando a 900 trabajadores en la calle.