El motivo de las suspensiones radica en la recesión que atraviesa Brasil, destino de buena parte de la producción de la planta de Chevrolet en la provincia de Santa Fe. Las suspensiones entraron en vigencia a principios de marzo y abarcaron a 350 de los 2.300 empleados de la planta santafesina de General Motors.
“Van a ser suspendidos por nueve meses a ver si se reactiva el tema automotriz”, había confirmado el titular de Smata Rosario, Marcelo Barros.
“La exportación (de automóviles) cayó mucho, el mercado interno ha levantado la venta, pero la venta que levantó es de autos que vienen de afuera, no los que se fabrican en la Argentina”, explicó el secretario general de Smata.
Sin embargo el acuerdo al que arribó el gremio fue rechazado de plano por los empleados de la planta de Alvear, ubicada a 25 kilómetros al sur de Rosario. De hecho se manifestaron en varias ocasiones en la empresa y también en el gremio.
Es que para los trabajadores más que un plan de suspensiones, se trata de un plan de despidos encubiertos para deshacerse de parte del personal con muchos años de antigüedad y con lesiones laborales por las tareas que cumplió en la fábrica.
Ahora, para terminar de confirmar sus sospechas, GM dejó de hacer los aportes jubilatorios correspondientes. Por ello ya empiezan a movilizarse para buscar su reincorporación.