El Gobierno se entusiasma con poder avanzar con el gremio de la industria láctea (Atilra) a un acuerdo similar al que arribó en su momento con el sindicato de petroleros para facilitar las inversiones en Vaca Muerta.
Aunque en el caso del gremio lechero no es para atraer inversiones, sino para hacer más competitivas para las empresas y para ello utiliza como forma de presión la situación de crisis que atraviesa desde hace unas semanas SanCor.
Hay una negociación abierta entre el Gobierno, la industria lechera y el gremio sobre cuatro puntos, de acuerdo a fuentes vinculadas con las tratativas que hablaron con La Nación: paritarias, el bono solidario, deudas por el bono solidario y la discusión del Convenio Colectivo de Trabajo.
Desde el oficialismo buscan que el gremio no acuerde salarios por el segundo semestre, acepte refinanciar las deudas de las empresas por el bono solidario, que reformule el monto de dicho bono y que abra la discusión de la letra chica del Convenio Colectivo.
«No se puede poner a una empresa de rehén para cerrar esto», dicen en el gremio. En tanto, pese a trascendidos sobre un malestar oficial con el sindicato, una fuente del Gobierno dijo que ve «voluntad de colaborar» y confía que «en dos o tres semanas esto tiene que salir».