Los ecos del encuentro del sindicalismo oficialista del miércoles todavía resuenan. Es que desde la Sede de Taxistas, donde se realizó el cónclave salieron voces disonantes que todavía rebotan en los distintos pasillos.
Mientras algunos sostuvieron que el momento complejo que atraviesa el país por la disputa que lleva con los fondos buitre no es propicio para «salir con los tapones de punta», otros quieren hacer ruido.
Es que desde hace unos meses algunos dirigentes prometieron (por su cuenta y sin certezas) soluciones a ganancias que todavía no llegan. Además, la falta de actualización del mínimo no imponible genera que más trabajadores comiencen a tributar un impuesto del que estaban exentos.
Como postura intermedia se buscó tender puentes de negociación que eviten que el descontento crezca.
Ayer el propio Antonio Caló reconoció en declaraciones radiales «Tuvimos un debate casi de cuatro horas y los muchachos están preocupados y algunos enojados y nos pidieron que le pidamos una reunión a la Presidente para definir de una vez por todas qué va a hacer el Gobierno con el impuesto a las ganancias, amén del problema automotriz, del problema que tiene la UOM, empezó a faltar trabajo, ya tengo casi 10 mil suspendidos».
Y agregó: «Los compañeros nos pidieron que le solicitemos una reunión a la Presidente para definir de una vez por todas qué va a hacer el Gobierno con el Impuesto a las Ganancias».
Caló aseguró que «la economía está complicada; a nivel trabajo está muy complicado; hay problemas para traer importaciones, no se exporta». Además, el jefe de la central obrera alertó que «la gente no compra, la gente guarda para lo que pueda pasar; estamos complicados con el consumo».
Veremos si una audiencia entre ambos logra calmar los ánimos en la central que aprovechará la movilización de otros sectores para capitalizar la movida y conseguir mejores condiciones para negociar.