«Argentina tiene que cambiar e ir al libre comercio, a un Estado pagable sin déficit y tiene que tener flexibilidad laboral absoluta. Acá no puede ser que las empresas quiebren por echar a un empleado. Tenes una justicia laboral delirante. Si quieren que las empresas tomen empleados, tiene que ser barato echar empleados. Tiene que ser barato», sostuvo José Luis Espert en una disertación en la Jornada Nacional del Agro (Jonagro) organizada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
El economista y referente de los grupos económicos más concentrados indicó que «la causa de la decadencia argentina es un triangulo vicioso entre el proteccionismo industrial, el Estado grande y deficitario y las leyes laborales fascistas. Por si fuera poca demostración de lo inviable que son las leyes laborales que tenemos, Argentina tiene casi tantos trabajadores en blanco como en negro. Evidentemente, no fue el trabajador el que se ha beneficiado con estas leyes».
Espert mencionó los bajos niveles de inversión y productividad, el gasto público excesivo, la «tendencia» argentina al rechazo del libre comercio, el «proteccionismo industrial», y las leyes laborales «fascistas» como razones para la decadencia argentina.
«La Argentina ha rechazado tendencialmente el libre comercio para poder crecer y desarrollarse. Este rechazo es una de las causas fundamentales de nuestro deterioro. El agro tiene que ser el abanderado en la lucha por el libre comercio. No hay peor veneno para el sector que la sustitución de importaciones y el proteccionismo industrial», concluyó.