A mediados de septiembre, el gremio de mecánicos, SMATA, fue allanado por una tropa de oficiales de justicia y efectivos de la Policía. En aquel momento secuestraron una acta del Consejo Directivo, que reflejaba lo acontecido en una reunión del 7 de agosto. El procedimiento se había realizado a raíz de una denuncia impulsada por el diputado del PJ y dirigente de ese gremio, Oscar Romero.
A raíz de que el fiscal federal que entiende en la causa, Eduardo Varas, constató con los documentos secuestrados que se falsificó el documento público citó a indagatoria para el 15 de noviembre a un funcionario del gremio envuelto en este asunto.
La causa llega en medio de una feroz batalla entre Romero, dirigente oriundo de Junín, quien dirigía esa seccional junto a Alberto Fiori, ex secretario general de esa sede gremial. La disputa con Ricardo Pignanelli se desató cuando comenzó la carrera por la sucesión del actual líder sindical. Romero creía que era su turno, pero Pignanelli estaba preparando el camino para dejar a su hijo.
En paralelo y antes de estas internas, Fiori había sido elegido revisor de cuentas del balance de la obra social de los mecánicos. Pero aseguró que no le dejaron ver el balance cuando se presentó con un contador y un escribano: a la par denunció un faltante de 300 millones de pesos.
Todo estalló por el aire y Pignanelli intervino la seccional nombrando al marplatense Martín Paci. Claro, esas causa impulsadas por fracciones internas son las preferidas por la justicia, con el impulso de Cambiemos, para avanzar en las intervenciones. Ocurrió en el SOMU y ocurrió en Canillitas, entre otros episodios.
Ahora el fiscal Varas llamó a indagatoria a Paci. por supuestas diferencias entre el acta secuestrada en SMATA central la presentada en la sucursal del Banco Nación de Junín y supuestamente constató la adulteración con el fin de cambiar la titularidad de la cuenta del gremio.
Así lo escribió Varas en su llamado a indagatoria publicado ayer por Calrín: «(…) advirtiéndose en esta última foja que tan solo obra en la misma el sello de Oscar Romero, pero no se encuentra rúbrica alguna. Por otra parte, comparando esta documentación original (secuestrada en el allanamiento) con la presentada por Paci (en el banco) se advierten diferencias en el formato del papel, en las firmas y en el lugar de la ubicación». Y sigue: «De estas diferencias se colige que la documentación que presentara Paci al escribano Fernando Pino no es la original que se encuentra secuestrada».