La represión comenzó a las 10.30 de la mañana de ayer cuando una nutrida columna de estatales se apostó en un portón lateral de la Casa de Gobierno e intentó ingresar al parque del auditorio de la sede del Poder Ejecutivo.
Los manifestantes fueron dispersados con disparos de balas de goma y gases lacrimógenos, pero lejos de descomprimirse la tensión, los enfrentamientos continuaron en los alrededores.
Después de cuatro horas y media, la Policía se replegó y el gremio ATE se desconcentró luego de una asamblea. El acuerdo llegó tras la intervención del mediador judicial que acordó el repliegue de los grupos especiales de la Policía.
El secretario general de ATE Neuquén, Carlos Quintriqueo, manifestó durante la asamblea realizada esta tarde que «si el gobierno quiere terminar un conflicto con represión que le quede claro que los trabajadores estamos dispuestos a resistir».
«Esto no es un problema de los trabajadores de salud, acá vienen por las organizaciones sindicales. Por eso, la movilización de hoy hay que sostenerla mañana, hay que hacer acciones sorpresivas», indicó el dirigente gremial.
Finalmente, los estatales resolvieron continuar con el paro, que lleva más de 40 días al fracasar las negociaciones con el gobierno para cerrar el convenio colectivo del sector salud, y concentrarse mañana a las 8 en la sede de ATE donde definirán medidas sorpresivas. En tanto, las autoridades provinciales aún no se pronunciaron al respecto.
Una situación similar se produjo hace dos semanas, en la que tres manifestantes de ATE resultaron heridos en un enfrentamiento con la policía provincial, que los desalojó de la lavandería del hospital Dr. Eduardo Castro Rendón, que ocupaban en señal de protesta.
La Casa de Gobierno fue desalojada y sus puertas y ventanas fueron cerradas, y se mantuvo un fuerte dispositivo de seguridad.
Además, vehículos destrozados, una lluvia de piedras y balas de goma, gases lacrimógenos, corridas y negocios cerrados fue el panorama del centro neuquino.