Las CGT opositoras que comandan Hugo Moyano y Luis Barrionuevo realizarán el próximo miércoles un plenario en el que acordarán la fecha del nuevo paro nacional que llevarán a cabo en la última semana de este mes o en la primera de septiembre. Los jefes gremiales buscarán retomar la presión contra el Gobierno por los reclamos no atendidos y demostrar su poderío de fuego ante los candidatos ya en campaña para 2015.
Por su parte, la CTA de Pablo Micheli, que participó en las otras dos huelgas generales contra la administración de Cristina Kirchner, no quiso someterse a los tiempos que manejaban Moyano y Barrionuevo y lanzó por su cuenta una medida de fuerza para el 26 de este mes, aunque buscaba la forma de confluir en el inminente paro de las dos CGT no alineadas con el oficialismo.
Tras el debate interno frente a la conveniencia de convocar a una nueva huelga, las dudas iniciales se disiparon días atrás, cuando dirigentes de sindicatos del transporte anunciaran la medida de fuerza desde Bulgaria, donde participaron de un congreso mundial de gremios del sector.
Este miércoles, las CGT de Moyano y Barrionuevo realizarán un plenario nacional desde las 10.00 en la sede de la calle Azopardo, al que asistirán centenares de dirigentes de las filiales de todo el país, y ahí fijarán la fecha definitiva del paro.
La primera opción que se maneja es realizar la huelga, que sería por 24 horas, entre el martes 26 y el jueves 28, pero no se descarta que finalmente se resuelva pasarla para la primera semana de septiembre, o bien extenderla a 36 o 48 horas.
En tanto, la CTA de Micheli convocó por su cuenta a una jornada de paro con cortes de calle y movilización desde la Plaza de Mayo hacia el Congreso para el martes 26, al tiempo que se sumaría a la huelga de las CGT opositoras en caso de que elijan efectuarla en los días posteriores.
«Si la CGT hace el paro el miércoles, nosotros entonces hacemos el paro desde las 12.00 del martes y terminará siendo una huelga por 36 horas», detalló el dirigente de la CTA michelista Juan Carlos Matassa.
Está definida la adhesión de la mayoría de los gremios del transporte público (maquinistas de trenes de La Fraternidad, colectiveros de UTA y Señaleros, además de Camioneros y varios de los sectores aéreo y marítimo), por lo que los organizadores dan por descontado el éxito y el impacto de la medida de fuerza.
La no actualización del Impuesto a las Ganancias es uno de los principales reclamos del paro, compartido incluso por las centrales más afines a la Casa Rosada, que temen que el Gobierno no anuncie cambios al respecto en lo que queda del año.
Un dato relevante de la futura huelga es la posibilidad concreta de que se pliegue también el sindicato de Bancarios, que conduce Sergio Palazzo, gremio que integró la CGT de Moyano luego de que se produjera la fractura, pero que posteriormente tuvo un acercamiento al Gobierno y decidió retirarse denunciando el manejo político de la central obrera.