La CTA rebelde que comanda el estatal Pablo Micheli redobló la apuesta y parará por 36 horas. La decisión, que cambió la fecha inicial propuesta para el 26 de agosto, se tomó para hacer coincidir sus reclamos con el arco sindical opositor.
Como la CGT Azopardo y la CGT Azul y Blanca establecieron el 28 de agosto como día de paro nacional, la CTA «en virtud de su autonomía y por entender que están dadas las condiciones para manifestar en plenitud la disconformidad de los trabajadores con las políticas de ajuste», plantea la realización de una medida de fuerza que se prolongará por 36 horas arrancando a las 12 horas del miércoles 27 de agosto.
Según expresó un comunicado de la central «la medida se concretará en el marco de la unidad de acción para frenar el ajuste y tendrá como ingrediente distintivo una gran movilización desde Plaza de Mayo al Congreso, a la cual han sido convocados todos los trabajadores y demás sectores populares para exigir la prohibición de despidos y suspensiones por un año; la derogación del Impuesto al Salario; y un aumento de emergencia para los jubilados».
El pliego de reivindicaciones incluye también la decisión de ocupar toda fábrica que cierre; la urgente convocatoria al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil; la reapertura de las paritarias; la derogación de la Ley Antiterrorista y la suspensión del pago e investigación de la deuda pública.
La CTA también dispuso promover las formas organizativas más adecuadas para nacionalizar la Jornada de Lucha, con actividades en todas las provincias, conteniendo los distintos conflictos que tienen lugar a lo largo y ancho del país y las situaciones particulares que atraviesa cada región.
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