En paralelo a los cortocircuitos entre el Gobierno Nacional y una porción de la CGT y las CTAs, el Ministerio de Trabajo dispuso que se modifique la lógica de asignación de recursos de una caja, nada despreciable, de unos mil millones de pesos. Son fondos que se transfieren desde la cartera de Jorge Triaca a los gremios y que están destinados a capacitar trabajadores agremiados para formarlos en distintas especializaciones.
Desde la cartera laboral, entonces, resolvieron virar políticamente lo que venía sucediendo y concentrar sólo en 10 manos los fondos que antes se distribuían entre muchas más. Con ello, la dieron prioridad a quienes juegan con el oficialismo en el ajedrez gremial que está en pleno desarrollo y que mantiene frecuentes cumbres para estipular su diseño definitivo.
En la lista de los «elegidos» de Triaca no figuran ni Camioneros, ni ningún sindicato enrolado con el moyanismo. Tampoco los que componen la Corriente Federal de Trabajadores. Y mucho menos las organizaciones ceteístas. Toda una señal de los vientos que soplan.
La selección del ministro la componen: Antonio Caló (UOM), Ricardo Pignanelli (Smata), Luis Barrionuevo (Gastronómicos), Gerardo Martinez (Uocra), Carlos West Ocampo (Sanidad), Guillermo Moser (Luz y Fuerza), Ramón Ayala (Uatre), Roberto Fernandez (Uta), Luis Ramón Hlebowicz (Pasteleros) y Armando Cavalieri (Comercio).
En ese «equipo» hay varios que continúan participando del programa, otros que se sumaron a último momento y algunas sorpresas. Caló, Pignanelli, Martinez y Cavalieri son históricos. Suelen mantener fluidos puentes con la cartera laboral, a lo largo de las diversas gestiones, y sus perfiles de oficialistas crónicos los hace indemnes a los cambios de nombres. Su política de «desplumar» a los ministros siempre se ejecuta con resultados de buenos a muy buenos
Por su parte Hlebowicz es el dirigente «ejemplo» en los programas de capacitación desde hace años, por lo que su desempeño hizo que el pequeño gremio sostenga su espacio en tierra de gigantes. También le juega a favor ser un hombre cercano a los Gordos (de hecho lo subieron al avión de Triaca cuando se bajó Rodolfo Daer) y mantenerse alineado con la fracción de la CGT que busca conformar una central obrera «dialoguista».
Apenas empezó a negociar su salida de la movilización del #21F, Barrionuevo abrochó su lugar entre los 10. Fue una de las «contraprestaciones» que consiguió «Bandeja» por su ausencia en la 9 de Julio.
West Ocampo, titular de la Federación de Sanidad, es el anfitrión de los encuentros en los que confluyen Gordos, Independiente y aliados para conformar una CGT sin Moyano como quiere el Gobierno. Los deliciosos almuerzos de «Carlín», que sirven de contexto para la central obrera que quiere el oficialismo, hicieron que sea otra que se meta entre los convocados.
De Ayala hay poco que decir. Es el heredero de Venegas en las 62 Organizaciones y es tan amarillo que hasta en la CGT filo oficialista que diseñan en las cumbres de Sanidad lo mantienen al margen. «No podemos ser tan oficialistas», dicen varios de los asistentes. Por estas horas pasea con Triaca en Europa y abrochó la Uatre en el conjunto de quienes recibirán los millones de Triaca.
La sorpresas de la selección son la UTA y Luz y Fuerza. El gremio de Férnández nunca había integrado estos programas y las capacitaciones vinculadas a la mecánica se la llevaba históricamente el Smata. A caballo de quebrarle la CATT a Moyano, «El Gallego» tendrá, por primera vez, su porción de una caja millonaria que, entre otras cosas, servirá para tratar de menguar el impacto de las low cost sobre el transporte de larga distancia.
Por su parte Moser, uno de los que suena para dar el salto del MASA a la CGT dialoguista, también ocupó su asiento. La jugada del lucifuercista hizo recordar a su predecesor, Oscar Lescano, y lo empieza a perfilar como uno de los gremialistas preferidos del Gobierno.