Si todavía quedaba en el ambiente sindical alguna duda sobre un posible acuerdo que sellara la paz definitiva entre Ramón Muerza y Armando Cavalieri, quedó saldada. Con un encuentro en el camping que el sindicato tiene en el partido bonaerense de Ezeiza, Muerza lanzó formalmente su candidatura para ocupar la secretaría General del populoso gremio porteño y desafió a Cavalieri a saldar las diferencias en las urnas.
Hasta el sur de la Provincia de Buenos Aires, llegaron más de 400 delegados referentes de Coto, Carrefour, Garbarino, Musimundo, Grupo Cencosud, Incsa, Bayton y otros. Las presencias fueron seguidas de cerca, porque en el entorno de Muerza, porque contabilizan para sí cerca del 80% de los delegados de base del territorio capitalino. Sostienen que esa potencia en las bases alcanzaría para derrotar electoralmente a cualquier candidato que decida competir, incluido el propio Cavalieri.
Una de las primeras movidas que se espera, ahora, en el ajedrez sindical que se empieza a jugar, es la definición del cronograma electoral y de las características que tendrán los comicios. Por ello se escuchó en Ezeiza el cantito popular que tronó contra la CGT el 7 de marzo de 2017: «Poné la fecha la p…». Concretamente reclaman que se establezca día y hora de la asamblea que conformará la Junta Electoral, tal vez la primera batalla de una guerra que recién comienza y durará, por lo menos, cuatro meses.
El dato adicional que manejan los conocedores del paño en el SEC es que las 8 elecciones consecutivas que afrontó «El Gitano», desde 1986, fueron de absoluto hermetismo para los afiliados y con un acceso restringido a las urnas. Por esa razón los de Muerza esperan poder convertir estas votaciones en un hecho masivo, que se vote en los lugares de trabajo y que eso permita visibilizar el descontento creciente de los afiliados en los establecimiento con el oficialismo. La idea es capitalizar, especialmente, el apurado acuerdo salarial suscrito para este año por Cavalieri que dejó gran decepción.