Desde esta mañana las puertas de la planta de la multinacional Cargill en Villa Gobernador Gálvez permanecen cerradas. La empresa tomó esta decisión ante los paros intermitentes que realizan los trabajadores, en rechazo a las 44 cesantías en la firma.
Con un comunicado pegado en el portón de ingreso, la empresa le comunicó a sus más de 500 operarios que la planta estará cerrada hasta el 10 de abril y que serán suspendidos sin goce de haberes.
«Debido a las condiciones inseguras de trabajo que se vienen dando desde el 16 de marzo en las plantas de molienda de Villa Gobernador Gálvez y Bahía Blanca, Cargill ha decidido interrumpir preventivamente las operaciones en dichas plantas, con suspensión del personal sin goce de haberes, en principio hasta el 10 de abril próximo», señala el texto de Cargill.
«Dado que es nuestra prioridad la seguridad del personal, de las operaciones y de las comunidades en donde estamos presentes, y en virtud de los paros no programados que se suceden de forma frecuente e intermitente en distintas áreas de trabajo, que nos impiden operar en condiciones seguras, es que nos vemos obligados a tomar esta decisión. Asimismo, estamos haciendo las denuncias y presentaciones pertinentes ante las autoridades laborales y organismos de control correspondientes», agregan.
«Cabe recordar que esta situación de riesgo provocada por más de 80 paradas operativas en lapsos temporales variables entre 1 y 12 horas, se originó luego de que Cargill tomara la decisión irreversible de reemplazar a un total de 33 colaboradores en sus plantas de Villa Gobernador Gálvez y Punta Alvear y 1 colaborador en la planta de Bahía Blanca, concluidos los plazos legales determinados por las autoridades laborales nacionales y provinciales. Reiteramos que el objetivo de dicha medida no es la tercerización, ni la eliminación de puestos de trabajo, sino el reemplazo de colaboradores por otros con características y perfiles adecuados para garantizar la continuidad de las operaciones de un modo seguro y acorde a los nuevos desafíos del negocio», concluyen.
Desde el gremio de aceiteros señalan que se trata de un claro lock out patronal de una firma de gran rentabilidad y que lo que buscan es disciplinar a los empleados y al sindicato.
Además remarcaron que otra vez Cargill militarizó la planta con fuerzas de seguridad federales, lo que constituye una provocación adicional.