(por pablo cano) Friamente calculado cómo todas las operaciones de prensa que lleva adelante CAMBIEMOS, luce evidente que el binomio Macri/Peña le apretó las clavijas al Jefe de Gobierno Rodriguez Larreta con una típica jugada a varias bandas. La de superficie, meter agenda nueva para salir del berenjenal ajuste, dolar, tarifas, FMI que viene transitando el gobierno en las últimas semanas. Por debajo, arrastrar al calvo alcalde al barro que atraviesa Macri en estos días poniendo prácticamente él sólo la amplia mayoría del costo político.
Para ello eligieron el día en el cual podían cazar a Néstor Segovia (la de ayer no había sido la primera medida de fuerza en el Subte) e incluso -dicen las malas lenguas- esperaron el momento en que estuviera de turno en la Justicia Federal el inefable Juez Bonadío, por si algún tipo penal creativo arrastraba a la protesta gremial hasta Comodoro Py.
Sin embargo, cometieron el error de conceptualizar a Segovia sólo desde el packaging (un error propio de CEO) y no tuvieron en vista que el Metrodelegado no sólo es fruto de un proceso gremial que viene madurando hace varios años, sino que el propio Segovia es un cuadro forjado en varias disputas gremiales haciendo siempre bisagra en el complejo juego de equilibrio al que obliga un gremio extrañamente horizontal y de fuerte práctica asamblearia. Cuando dispusieron el operativo que desde el primer momento estaba destinado a llevarlo preso, probablemente se entusiasmaron pensando en las imágenes de un gordo desaforado al cual en el forcejeo se le iban a ver las carnes y con eso y su aparato comunicacional estigmatizante tenían suficiente material para instalar agenda de violentos, feos, golpistas y kichneristas. Segovia entendió rápido la situación y mas allá de algún momento de tensión, no se prestó al juego planteado por el Gobierno y su lucidez frente a la guerra de nervios propuesta obligó a Larreta a recalcular sobre la marcha.
Muestra de esto es que al promediar las 13hs. la cobertura del suceso era en cadena para todos los canales de noticias de cable y varias radios y, oh casualidad, era notorio cómo algunos periodistas y medios calcaban el discurso «no tienen derecho a hacer esta protesta porque no tienen personería, es un problema entre la UTA y los Metrodelegados, ponen a la gente de rehén» , al no estar disponible las imágenes de los «violentos». Summun del papelón periodístico lo protagoniza Feimann cuando proyecta unas imágenes de la infantería avanzado sobre la formación del tren narrando una supuesta agresión de los metrodelegados que en las imágenes claramente no están.
Al mismo tiempo, se viralizaban las imágenes filmadas por los metrodelegados e incluso TN en un no tan raro giro en estos tiempos zocaleaba el momento de detención de Segovia con su frase «No Soy un delincuente por discutir paritarias». Cuando el Gobierno claramente no sabía que hacer ya eran las 16hs., tenían a todos los detenidos demorados sin razón y empezaba a replicarse manifestaciones y adhesiones desde todo el arco político sindical. Entonces el Gobierno avisa una conferencia en la cual se presentaría en sociedad un desconocido burócrata que ostenta el cargo y sueldo de Jefe de Gabinete para repetir mas prolijamente lo que periodistas como Baby Etchecopar ya habían replicado como loros: que había paritaria firmada por la UTA, que los Metrodelegados nada…
Al caer la tarde todas las variables de CGT y CTA ya habían expresado su repudio al accionar de Gobierno e incluso varios se movilizaron hacia la comisaría de Barracas dónde estaba detenido Segovia. Y sobre el filo de la noche la propia UTA tuvo que expresar «su desacuerdo» con la violencia sobre los trabajadores. Poco tiempo después Segovia y el resto de los detenidos eran liberados.
Hoy habrá subtes, seguirá pendiente el pedido de paritarias. Al mediodía colapsará otra vez el tránsito porteño por la masiva marcha de los docentes. Lo sucedido con Segovia es una oportunidad de análisis y recálculo de todo el movimiento obrero. El malestar en la sociedad es mayoritario, su escepticismo en la representación del mismo es igual. Todas las acciones gremiales puestas en la calle son siempre la prepotencia de una minoría (el sindicato y su reclamo) que altera la paz de la mayoría (la gente). Muchas veces los dirigentes gremiales se tientan con ser el disparador, el articulador y/o el eje de ese malhumor público…sin embargo todos ellos saben que pasa si en una marcha fracasa el aparato que moviliza. La discusión precisa hacerse pública con actores que expresen transversalmente una demanda social y ésta va siempre más allá del reclamo de una paritaria sectorial. Así como quisieron mostrar un gordo revoleando piñas para denigrar a un dirigente obrero y a un reclamo sindical, el movimiento obrero tiene que capturar de manera inteligente lo que encuestas y cualquier charla de café en un bar trasluce, hay bronca con el ajuste que a todos les toca en algún lado. Ahí está Segovia, sin auto de alta gama, sin séquito ni burocracia sindical, que vive en una casa cuyas paredes se olvidaron hace tiempo de lo que es la pintura…un tipo genuino para que en estos tiempos de 140 caracteres alguien pueda hashtear #UnGordoPostaVsLosCeosDelAjuste.