Nadie puede dudar de la versatilidad de Andrés Rodriguez para el ejercicio de la conducción gremial. Lleva 28 años al frente de UPCN y con ductilidad ha logrado siempre ser un filo oficialista de mayor o menor intensidad y con enorme olfato sobre los vertiginosos cambios que suele dar la política argentina ha sabido acomodar los huesos.
En los últimos tiempos ha hecho de una práctica bifronte una forma de contención e incluso de construcción, ejerciendo un discurso en los ámbitos de base cercano al de la confrontación y conceptualizando duramente al gobierno de Macri lo que incluso le ha valido hasta cierta empatía con la actual conducción de ATE Capital (históricos antagónicos en la representación del empleado estatal) con quienes habla más de lo que se publicita y, por otro lado, declarando prolijamente en los medios respecto de su posición tanto intra gremio cómo dentro de la CGT. El último esgrima verbal en este sentido lo hizo hace pocos días en el portal LetraP dónde expresó que «los que firmaron el 15% le han hecho un gran aporte a la tranquilidad del país». Se vé que en el gobierno se entusiasmaron con sus dichos y a las 48HS de las mismas han puesto los números de la paritaria estatal sobre la mesa: 12% sin cláusula de revisión.
Ya sin la ventana de optimismo con la cual muchos sindicatos han firmado el 15%(por dejar abierta la revisión y porque fueron firmadas a un dolar de 20), Rodriguez sabe que lo que le plantean es claramente una merma del poder adquisitivo de salario estatal mayor al 10%. Sólo tomando las expectativas mas consolidadas en el mercado al momento(inflación del 25%), ese número llega al 13% de devaluación del salario. Y, va de suyo, que ninguna quimera de plus por presentismo o cosas parecidas va a empardar lo que es el planteo de fondo que expresa Triaca, que administra Macri y que conduce el FMI: este año los estatales deben perder poder adquisitivo del salario lo que será su aporte a la reducción del déficit.
Los primeros dichos de Rodriguez post 12% ofrecido fueron de las del tono áspero, sin embargo son pocos los que lo ven al Centauro al frente de un conflicto de escala por las paritarias. Las opciones que se le abren son básicamente tres, 1) dibujar una negociación que -por necesitar del acuerdo del patrón/gobierno- terminará dentro de lo que éste último acepte y eso implicará si o sí perdida en el salario del estatal. Aquí la salidera de lujo que le podría ofrecer Macri sería aceptar una eventual revisión y/o ofrecerle una suerte de regularización de la amplia base de laburantes en condiciones irregulares en el Estado pero esto no implicaría mejora salarial alguna para los que ya son empleados de la planta. 2) Acompañar desde un segundo plano la segura confrontación que ATE llevará adelante aunque poco sería el rédito en esta jugada para Rodriguez -si sale bien protagoniza ATE, si sale mal también paga los costos- 3) Estar dispuesto a dar alguna pelea en la gradualidad que la impronta de su gremio se lo permite, pero no firmar ninguna paritaria que cierre salarios a la baja, apostando a que el tiempo (y la política) acomode los límites que hoy se le imponen.
Lo que es seguro es que el gobierno anuncia por todos lados que batalla contra el déficit. Eso en lenguaje liberal es ajustar el estado. No hay forma que no vayan a pasar la tijera sobre el empleo público y su nivel salarial. Y, a diferencia de los 90, no es un peronista el que conduce tal proceso. La muñeca del Centauro se pone a prueba en una de las paradas mas bravas de su dilatada historia sindical.