En el inicio de una sesión que se preveía maratónica y conflictiva en la que se iba a abordar el pago soberano de la deuda, el Frente para la Victoria logró que el pequeño bloque del moyanista partido por la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET) que en diputados integran el jefe de los peajistas Facundo Moyano y el canillita Omar Plaíni se sumaran al quorum.
Mientras que el líder canillita no llegó a tiempo para cumplir con su palabra, aduciendo problemas personales, el hijo del camionero sí lo hizo y sumó para engrosar el número de los presentes que dieron inicio del debate.
El gesto del hijo de Hugo Moyano, que hace días confirmó su pase al Frente Renovador, no calmó los ánimos en el oficialismo que lo cuestionan por sus decisiones políticas desde que abandonara el Frente para la Victoria, espacio por el que fue electo en 2011.
En el momento en que Facundo Moyano tomó la palabra, los abucheos y los insultos resonaron desde los palcos lo que enardeció al gremialista. El hijo del camionero denunció a los gritos un “fracaso rotundo de la gestión económica y de las negociaciones que pecan del mismo voluntarismo del proyecto que debatimos hoy”.
El peajista acusó al gobierno de “negar la inflación, negar los despidos, la caída en la actividad y el desempleo no es lo que queremos” y los insultos se multiplicaron.
El discurso de Moyano despertó la furia de Carlos Kunkel, sentado en una banca cercana, y ambos protagonizaron un tenso cruce que casi llegó a las piñas cuando el sindicalista lo fue a buscar.
Juliana Di Tullio y María Teresa García lograron calmar al hijo político de Hugo a palmaditas en el hombro, mientras la santiagueña Abdala de Matarazzo, que presidía la sesión, le exigía que volviera a su banca, como si fuera un chico