«Con la malaria, la gente no se baña»

Un analista de consumo masivo explicó con la frase del título  de manera sintética y feroz la grave situación que atraviesa la empresa «La Farmaco Argentina» dueña de, entre otras marcas, de «Veritas».

Quienes ven el devenir de los hechos con ojos piadosos plantean que esto es un episodio arquetípico de los errores con los cuales algunos capitales pyme nacionales entendieron el proceso económico que se iniciaba con la gestión Macri. En marzo de 2016,  la empresa salteña Santiago Saenz (productora de varios artículos de limpieza populares en la zona norte del país) adquiere La Fármaco Argentina, empresa explotada hasta entonces por la multinacional Unilever. En aquel momento el caso fue presentado como inédito, porque rompía la tendencia de las grandes multinacionales comprando pymes para ganar mercado. Por el contrario, era una pyme del interior la que se quedaba con las operaciones de una parte importante de una multinacional.

Pero el desafío de consolidar las operaciones de las dos compañías no resultó fácil. La reestructuración estuvo marcada por altos gastos y mayores necesidades de inversión. Santiago Sáenz tuvo que hacerse cargo de la gestión de marcas, la producción y comercialización en un segmento de mercado y en una locación geográfica que le eran ajenas.

Para peor, la operación coincidió con una fuerte caída del consumo en el sector del consumo masivo y el fuerte encarecimiento del crédito a partir de las decisiones tomadas por el Banco Central. Ese escenario, que no se revirtió, provocó un progresivo debilitamiento de la situación económica y financiera de la compañía, lo que la colocó en una situación de  vulnerabilidad.

La mayor preocupación de quienes observan la evolución de la compañía es que la demanda sigue debilitada, y no hay en el horizonte un escenario que permita visualizar un cambio de tendencia en los resultados de la firma, que en 2017 reportó pérdidas por casi 66 millones de pesos.

AL día de hoy, la empresa salteña transita un concurso preventivo y hay grandes rumores en el mercado que sólo podría plantearse alguna continuidad si la adquiere algún dueño venido de los grandes jugadores del mercado. Todos apuntan a la empresa Queruclor -dueña de Querubín entre otras marcas-.

Mientras tanto, y como siempre, la principal variable de ajusto son los trabajadores quienes informaron a este portal que están convencidos que cualquiera sea la solución se vendrán por lo menos 70 despidos mientras le adeudan salarios y aguinaldos.

Otra historia de la lluvia de desinversiones.