La entidad estimó que la actividad de esta industria registrará una caída del 8% interanual este año, por lo que la continuidad de los empleos no se puede garantizar.
FAIMA alertó que «la caída de ventas en el mercado local, que se espera superior al 10% para 2018, sumado a los aumentos de costos asociados a tarifas de servicios, tasas de interés y algunos insumos dolarizados, condiciona la rentabilidad del sector, con lo cual se deterioraron las expectativas de inversión».
«Desde el sector maderero estamos haciendo todos los esfuerzos por subsistir en este contexto y el sector público está trabajando en darnos las herramientas. Pero hay un sector que es el financiero no público que cosecha todos los beneficios y no contribuye con esfuerzos para estabilizar la situación», señaló el presidente de FAIMA, Pedro Reyna, en un comunicado.
En las últimas horas, FAIMA presentó al ministro de Producción, Dante Sica, un documento con las «preocupaciones más urgentes» de la actividad, como el «financiamiento a la demanda, a la oferta productiva y de capital de trabajo, aspectos tributarios, laborales y de comercio exterior».
Además, la entidad solicitó a Sica que se suspenda por 180 días el scoring en los planes de facilidades de la AFIP, entre otros puntos.
Según los últimos datos del Observatorio de la Madera y el Mueble que impulsa FAIMA, la producción del bloque de madera y muebles inició 2018 con una suba de 3,3% en el primer trimestre, pero entre junio y julio «hubo un fuerte cambio en las expectativas, en línea con el ciclo económico del país. Se espera para 2018 una caída del bloque en torno al 8%».