La destrucción del salario real es una de las facetas que empieza a mostrarse como característica de la gestión Cambiemos, respecto de sus políticas hacia el mercado de trabajo.
En ese sentido son quienes se encuentran más desprotegidos los que visibilizan la peor cara del ajuste. Es que sobre ingresos que ya eran escasos, se desató un fuerte recorte que los dejó muy lejos de alcanzar para sobrevivir.
Eso es lo que ocurre con el Salario Mínimo Vital y Móvil, que según la Ley de Contrato de Trabajo, debería ser la remuneración mínima que un trabajador debería recibir para asegurarse para sí y su familia una vivienda digna, alimentación adecuada, salud, educación, indumentaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión social, pero que en la práctica es un ingreso mínimo pactado con o sin consenso gremial en el Consejo del Salario.
Un reciente informe del Centro de Estudios CEPA, reveló que «en promedio, la pérdida de poder adquisitivo del SMVM del período 2016 a 2019 alcanza un 9,65%, es decir, algo más que $1.030 mensuales, considerando el SMVM de $10.700 en septiembre de 2018».
Según el trabajo en «el punto final de la serie (agosto de 2019), indica que, considerando las estimaciones inflacionarias del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) y una estimación de 1,5% mensual desde 3/19 a 8/19, el salario mínimo vital y móvil llega a perder 16,61% de su poder adquisitivo respecto del promedio de 2014/2015».
Medido en dólares el retroceso es todavía más fuerte. Es que el valor del Salario Mínimo Vital y Móvil cayó a niveles previos a 2008.
«Si a agosto 2015 el salario mínimo se ubicaba en torno a los 537 dólares, esa cifra se verá reducida a 283 dólares tres años más tarde, a agosto 2018», explican desde CEPA, usina frecuente de trabajos sobre economía vernácula.
«El valor más reciente se acerca al valor del salario mínimo de febrero 2008, cuando se ubicó en torno a los 310 dólares», agregan y especifican: «El salario mínimo medido en dólares está en su punto más bajo de los últimos 10 años».