El nueve de septiembre de 2013 falleció Oscar Lescano, hombre fuerte del sindicato de Luz y Fuerza capital y titiritero de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza. Su fallecimiento abrió una nueva etapa en el sindicato y la lucha por la sucesión está en su etapa definitiva.
Es que el 4 de octubre se realizará la elección para definir la conducción de la Federación y por primera vez desde el retorno de la democracia no será Lescano quién designe el nombre a dedo.
Nunca desde que volvió el orden democrático en Luz y Fuerza se presentó más de una lista para pelear por la conducción, pero en esta elección habrá dos fuertes contendientes que ya amenazan con «maniobras» para ensuciar los resultados.
Por un lado Rafael Mancuso, heredero de la poderosa seccional capital que comandaba Lescano, buscará la reelección de Julio Ieraci en la Federación. Ieraci era el señalado por el ex líder lucifuercista para quedarse con la Federación, aunque se encuentra padeciendo una enfermedad que lo tiene casi inmóvil.
Por otro lado se presentará Guillermo Moser, jefe de la poderosa seccional Mercedes, con llegada a varias provincias, entre ellas Rosario, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Concepción del Uruguay, Rio Cuarto, Rafaela, Salta, La Rioja, Santiago del Estero, Olavarría, San Nicolás, Las Flores, Chaco y Formosa.
La asamblea de delegados que tendrá a su cargo decidir el futuro de la Federación tiene unos 170 representantes y Moser sostiene que cuento con unos 100 por lo que tendría garantizada su elección.
Como maniobra política, en el marco de un gremio que busca recuperar el peso específico que tuvo en la CGT y en el contexto de política nacional, Moser ya empezó a tender puentes para estrechar vínculos con Florencio Randazzo, a quien conoce por pertener ambos a la cuarta sección electoral de la Provincia de Buenos Aires.
Mancuso, por su parte, apuesta a los fantasmas sobre la férrea oposición de Moser al kirchnerismo y ya empieza a ensuciar el «poroteo» de los congresales de cara al 4 de octubre.
La idea de Mancuso es asustar a quienes apoyan a Moser sosteniendo que un mandato del Mercedino provocaría el aislamiento de un gremio dependiente, en gran medida, de los subsidios del Estado Nacional.
Veremos si la maniobra de Mancuso alcanza para restarle acompañamiento a Moser que parece caminar hacia una elección segura.