En unos comicios que tuvieron varios capítulos judiciales que los precedieron y muy probablemente tendrán alguno más en el futuro, Roberto Fernández se proclamó reelecto como Secretario General de la Unión Tranviaria Automotor por los próximos cuatro años.
La elección se realizó jueves y viernes en cada una de las ramas de la actividad y en los cuartos oscuros sólo estaba la nómina que encabezaba Fernández, por lo que se convirtió en un trámite.
Ello porque nunca se oficializó la lista que lideraba Miguel Angel Bustinduy, el hombre fuerte de la zona metropolitana, quien hasta ahora se desempeñaba como secretario de Organización y que cuenta en su espalda con el guiño de DOTA, uno de los principales actores del complejo mundo del transporte automotor.
La ausencia de la nómina de Bustinduy produjo levantamientos y quema de urnas en los lugares de trabajo para denunciar la proscripción y desató una rebelión en la zona metropolitana.
#Ahora La oposición le quema las urnas a Roberto Fernández porque no los dejó participar #Rock pic.twitter.com/wvcMRQHVHh
— jorge duarte (@ludistas) 19 de octubre de 2018
Días antes de la votación, el Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo N° 44 había hecho lugar a una medida cautelar y había ordenado la suspensión de la elección de las autoridades del Consejo Directivo Nacional. Había señalado que existía un “conflicto intrasindical”, remarcando la imposibilidad de una lista de participar en los comicios, lo que justifica la decisión.
Además había ordenado que la Junta Electoral a cargo del acto de votación recepcione la nómina “Trabajadores UTA Federal Lista Roja”, que fuera rechazada, lo cual para la jueza podría implicar una “violación de la garantía de libertad sindical consagrada en la ley 23.551”.
Sin embargo luego aceptó la apelación del oficialismo y se allanó el camino a que Fernández revalide el sillón que ostenta desde 2006.