El movimiento feminista, en ebullición desde hace unos años, genera cambios en todos los espacios de la sociedad y los sindicatos, como no podía ser de otra manera, no están exentos. Con sus particularidades, con sus tiempos y sus propias lógicas, las organizaciones de trabajadores y trabajadoras se acomodan a una marea que transforma todo lo que toca.
Tali Goldman, autora del libro La marea sindical. Mujeres y gremios en la nueva era feminista, habló largo con Radio Caput sobre un fenómeno que avanza, que pone luz sobre lo que antes estaba escondido y que genera una mirada retrospectiva que detona múltiples transformaciones en la percepción de lo vivido.
«Me di cuenta de que había mujeres en los espacios gremiales, que estaban invisibilizadas», explicó Tali respecto de la idea de que la llevó a encarar el trabajo que repasa doce historias de vida de mujeres que se abrieron camino en un mundo sindical muy poco amigable para ellas.
«Si bien el libro relata doce historias de vida, particulares, hay muchos patrones comunes. Y hoy muchas mujeres sindicalistas los leen y se sienten representadas», contó. «El sindicato no es tan amigable para las mujeres. Ellas tuvieron que hacer el doble de esfuerzo que un varón para poder militar dentro de su sindicato. Además de todo lo que implica militar en un gremio, tuvieron que hacerse cargo de sus hijos e hijas», explicó.
«Ademas, al no haber otra mujer en los gremios hacía que ellas estén solas», especificó y contó el caso de «Graciela de la UOM», que entró a militar hace 30 años con un tal Antonio Caló y que «hoy todavía es colaboradora del sindicato mientras que él es Secretario General».
«La ola feminista atraviesa los sindicatos de la mejor manera y hace sentir a las mujeres que no están solas», remarcó y agregó: «Se están generando muchos espacios de mujeres sindicalistas. Hoy las mujeres son la expresión de mayor unidad de la organización sindical».
«La diferencia ahora es que las mujeres dijeron ´ya no nos conformamos con los lugares que nos daban históricamente y vamos por más´. La diferencia es que el movimiento feminista, y ellas mismas al sentirse feministas, se empezaron a dar cuenta que muchas de las actitudes que habían vivido eran machistas. Y esa retrospectiva fue un despertar que aportó el feminismo», describió Tali.
Sobre los visos machistas del modelo sindical, la escritora sostuvo que «El modelo sindical argentino es una estructura piramidal de constantes permisos, y en eso había cuestiones ontológicamente patriarcales y machistas. Por ejemplo, en el caso de la UOM, para armar un espacio de mujeres había que pedir autorización a los secretarios generales que eran todos hombres».
Además hizo una ponderación de los cambios que ya se perciben en las organizaciones: «En cualquier marcha vemos a las mujeres tocando bombos, el ´ponga huevo´ ya viene acompañado de ´ovarios´ y el ´compañeros» y «compañeras´ ya no se puede eludir, son cambios simbólicos pero muy importantes», detalló.
Respecto de las conquistas a conseguir por las mujeres en esta etapa y de los debates a encarar, Tali especificó: «En 2018, con todas las conquistas que estamos teniendo las mujeres, con esta nueva era feminista, hoy el debate tiene que pasar por conseguir los principales espacios laborales. ¿Por qué no hay mujeres conductoras de tren?. Sólo porque históricamente fue así».
¿Por qué se repitan las fotos de la mesa de la CGT en la que no se ven mujeres?, le preguntaron: «En eso hay un poco de que las mujeres todavía no podemos abarcar todo el campo laboral y también una cuestión de tinte más patriarcal dentro de las estructuras gremiales, que hace que todos los lugares de poder estén ocupados siempre por varones», sentenció.
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