En un cónclave que se realizó ayer en el histórico edificio de la calle Azopardo, las cúpulas de la CGT Azopardo que lidera el camionero Hugo Moyano y la CGT Azul y Blanca del polémico Luis Barrionuevo, no pudieron llegar a un acuerdo sobre un plan conjunto de acción en un futuro cercano.
Es que entre los sectores siguen las diferencias de acuerdo a la manera de comportarse de cada a fin de año. Las discrepancias entre halcones y palomas dejan la unidad de acción al borde de la ruptura y siguen dejando disconformes a todos.
Los moyanistas tratan de enfriar la situación y postergar decisiones que los expongan al mote de «desestabilizadores». Por eso extienden los plazos, buscan canales de protesta menos directos y evitan los gestos grandilocuentes.
Barrionuevo y su tropa no aguantan más. Quieren profundizar las medidas de fuerza y aprovechar la situación para desgastar la imagen del gobierno. Quieren golpear rápido.
Las diferencias ya molestaron tanto a los integrantes de la CGT Azul y Blanca que la última semana avisaron sobre la hora que no concurrirían al encuentro convocado entre los sectores, por lo que hubo que posponer para ayer el mitin. «Fue un tema de agenda» dijeron para disfrazar la jugada.
Ayer la falta de definición sobre un paro o, al menos, una movilización, volvió a dejar descontento a «Bandeja» Barrionuevo y su gente.
La semana que viene se realizará un nuevo encuentro. Mientras tanto el moyanismo sigue postergando y ganando tiempo para dilatar las definiciones. «No podemos hacer un paro cada 20 días» había dicho Moyano algunos días atras.
Por su parte la CTA Micheli, desde ayer CTA Autónoma, espera la respuesta del camionero. Es que los ceteístas definieron una jornada de lucha nacional con paros y movilizaciones para el 20 de noviembre y le hicieron llegar la invitación a Moyano.
La unidad en acción por ahora cruje. Moyano quiere esperar y pensar. El resto pretende ganar la calle.