“La Junta Ejecutiva de CTERA comunica con inmensa tristeza el fallecimiento de nuestra compañera Stella Maldonado, Secretaria General de CTERA, producido en el día de hoy por la mañana”. De esta manera, lacónica y perpleja, informaba el gremio docente, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, sobre la pérdida de una de sus líderes.
A los 66 años, murió por un tumor que le habían detectado hacía apenas tres meses. En abril había comandado la paritaria de los maestros que terminó en acuerdo. El año pasado había sido reelecta en la conducción de la confederación gremial con el 75% de los votos. Su compañera de fórmula, Sonia Alesso, quien la reemplazará en el puesto, dijo ayer: “Es un dolor muy grande para todos, porque Stella recorrió todas las provincias, la conocen los compañeros de todo el país”.
Maestra y asistente social, fue una de las protagonistas centrales de las luchas en defensa de la escuela pública que atravesaron la década del ’90, como la emblemática Carpa Blanca, y de los esfuerzos por reconstruirla de estos últimos años. Maldonado sostenía al mismo tiempo que el desafío de transformar la escuela, “una escuela absolutamente atravesada por el conflicto social propio de cada época” tenía que ver con “superar el núcleo duro de la pobreza”.
Había nacido en Olavarría el 13 de julio de 1948, de familia peronista. En su juventud, militó en la JP y compartió el destino trágico de muchos de su generación: su primer marido, Mauricio Teplisky, fue asesinado en 1975. Trabajó en la alfabetización de adultos en el programa Dinea y por años tuvo un destacado rol de asistente social en escuelas del conurbano bonarense.
Hacia el final de la dictadura estaba trabajando como maestra en un colegio de lo que es hoy Malvinas Argentinas. Ahí se empezó a juntar con compañeros de la zona para armar un sindicato que les permitiera estar en la Ctera, sin abandonar las aulas. “De todos nosotros, ella fue la que permaneció más tiempo en la escuela, porque su trabajo se lo permitía. Militaba en el sindicato y seguía trabajando como asistente social y educativa”, recordó ayer Hugo Yasky.
El titular de la CTA de los argentinos también destacó además de los gremiales, Maldonado “aportó mucho a otros temas, como las luchas contra la baja de la edad de imputabilidad de los menores, y en su momento contra la violencia en los barrios. Ella tuvo un papel importante cuando estaba Aldo Rico en San Miguel como intendente y hubo que pelear contra la policía de la mano dura, lo que le valió también integrar el CELS”.
Pero además de luchadora de cuerpo, en la Carpa Blanca y en las protestas contra la reforma educativa de los ’90, Maldonado fue una luchadora intelectual. Para Yasky, del grupo de dirigentes de la Ctera “ella era la que tenía la mayor formación política y educativa, y fue la fuente en que nos inspiramos para la redacción de la ley de educación aprobada cuando en el gobierno de Néstor Kirchner se derogó la ley federal de Menem”.
Roberto Baradel, el titular de los docentes bonaerenses del Suteba, la recordó con estas palabras: “Fue una militante integral. Stella tuvo una vida compleja, porque perdió a su primer compañero, que fue asesinado por la represión, cuando la primera de sus hijas era chica. Su otro marido también falleció, en un accidente de trabajo, cuando su segunda hija era niña. Y Stella crió a sus hijas mientras aportaba a la defensa de los derechos humanos, a la defensa de la escuela pública y de los intereses de los trabajadores. Fue muy feliz criando a sus hijas y estaba entusiasmada con su nieta. Era una persona muy equilibrada, muy profunda, con mucha inteligencia. Siempre decíamos que parecía una directora de escuela porque sabía conducir al conjunto. Y en los conflictos de la provincia de Buenos Aires ella, como integrante del Suteba, era la primera de la fila, encabezando y acompañando la pelea.”