«No vemos este año movimientos tan bruscos desde el punto de vista inflacionario como para poder tener revisiones (salariales) más cortas», dijo Dante Sica durante una charla en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.
«Pensamos -agregó- que una revisión semestral antes de fin de año le da una garantía al trabajador de que no va a tener una pérdida de salario real y le permite al empresario planificar mejor».
El ministro recordó que «no hay pauta de inflación y por lo tanto no hay techo ni piso para las paritarias» y afirmó que las tratativas serán determinadas por «la capacidad de negociación de cada sector, la expectativa de inflación y la prioridad que pone el sector sindical a la hora de discutir, en el empleo o en la negociación salarial».
Advirtió luego que los empresarios que no trasladen las subas salariales a precios «van a tener un problema y tendrán que ajustar por cantidad o perder rentabilidad».
En cuanto al desempleo, Sica explicó la variación esperada «por el impacto de la caída del nivel de actividad» y recordó que «en octubre el seguimiento mensual arrojó un crecimiento bajo, seguido por descensos en noviembre y diciembre», en especial en la construcción y el comercio, por las menores ventas de autos y motos.
El ministro destacó la necesidad de una «modernización de las normas laborales, para adaptarlas a procesos que se aceleran, como la automatización y la mejora tecnológica de los procesos industriales, que impacta sobre las tasas de empleo».
Sica aclaró que «no hay algo así como una reforma laboral hacia la cual hay que llegar, sino un cambio en las relaciones sociales que requieren un consenso entre los sectores laboral, empresarial, ejecutivo y legislativo para avanzar todos los días con pequeñas modificaciones que nos permitan ir adecuando nuestros marcos, con el foco en la protección del trabajador».
Eso, agregó, incluye también a los empresarios, pensemos que «con distintos regímenes laborales y distintos modelos económicos, en 50 años no hemos podido perforar el 30% de empleo informal, más de 4 millones de trabajadores no tienen los derechos básicos que su puesto de trabajo requiere, y la contracara es la pobreza».
El ministro consideró, de todos modos, que los marcos laborales actuales tienen mucho para dar, pero una economía cerrada, corporativa y prebendaria hizo que los empresarios tampoco sacaran el jugo a todo lo que pueden hacer; total, para no tener problemas y no pelearse con los trabajadores, aceptaban cualquier tipo de requerimiento y después le pedían subsidios al Estado».