El avanzado proceso de normalización del intervenido SOEME, próximo a ir a las urnas, disparó las ansias del detenido Marcelo Balcedo por retener la caja con la que logró cosechar buena parte de la fortuna que quedó en evidencia en los últimos años.
La trama para conseguirlo, que estaría pergeñada desde el Uruguay, apunta a poner en la conducción del sindicato a personajes que hagan las veces de cajeros del ex secretario General.
Según la información que circula por los pasillos platenses, el plan consiste, en primer lugar, en poner todas las trabas posibles para que el sindicato se vea imposibilitado de su normal desempeño en las bases de representación de los delegados por parte de la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE).
Ese mandamiento ejecutor sería llevado adelante por Ignacio Sanguinetti, el Sub Secretario Administrativo de esa cartera, por ordenes expresas de otro de los alfiles de Balcedo, el líder de los estatales Carlos Quintana.
Balcedo y Quintana se conocen muy bien desde hace muchos años. De hecho fueron varios los que pusieron el acento en la «continuidad laboral» que consiguieron los ex custodios del detenido sindicalista en el Camping que UPCN posee en La Plata.
Por su parte, los vínculos entre Sanguinetti y Quintana se regaron cuando este último facilitara que la limpieza de las oficinas descentralizadas de la cartera en la que cumple funciones fueran terciarizadas a empresas de servicios cercanas al titular de UPCN bonaerense.
El otro nexo de este triángulo de las Bermudas lo compone el armador gremial de Balcedo, Fernando Marin, quien fuera echado de la DGCyE por construirse una casa con materiales destinados a la construcción de escuelas. El dirigente logró posicionar como candidato propio a Horacio Mankowski, un funcionario de Cambiemos de la Provincia de Buenos Aires y presentarlo como la «renovación» en el gremio.
Mankowski, de hecho, es subdirector de Automotores de la DGCyE nombrado en la gestión provincial con la llegada de María Eugenia Vidal, nunca fue empleado de minoridad, ni mucho menos afiliado. Toda una demostración de roles desvirtuados y de las ramificaciones que dispara el plan que se teje desde oriente y que resuena en La Plata.