El derrumbe sin pausa de la actividad industrial de 7,4% en julio, según la medición de la UIA, mostró un fuerte impacto en el empleo privado, y en particular en el asociado a loa actividad industrial. Los datos muestran que desde 2015 se perdieron 144.675 puestos de trabajo, y si bien la sangría se había aminorado en julio en relación a junio, mayo y abril, la devaluación tras la corrida cambiaria pos PASO llevó a las expectativas de desempleo en alza para agosto, septiembre y octubre, al menos.
«Se observó una suavización en la caída del empleo industrial. El empleo asalariado industrial se contrajo 4,7% interanual (54.465 puestos menos). Desestacionalizada, la variación del empleo asalariado en la industria fue de 0% (513 puestos), con un mejor desempeño que en junio y con una mejora significativa respecto de marzo (-0,6%) y abril (-0,5%)», señaló el informe de la UIA que publicó BAE Negocios.
El trabajo realizado por el Centro de Estudios de la central fabril mostró además que «en julio se vio una suavización en la caída del empleo industrial, que también se observó en otros sectores, como construcción», aunque alertó que «seguramente esta dinámica haya sido modificada por la volatilidad financiera registrada luego de las PASO que afectó tanto a la actividad como al empleo».
«Las expectativas empresariales sobre la dotación de personal futura relevada por la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Producción y Trabajo, fueron negativas en el mes de agosto. En neto, las expectativas de aumento del personal en los próximos 3 meses fueron negativas en 1,1 puntos porcentuales», describió la UIA.
El dato más grave es la mortandad de empresas que se registró en los últimos años. «Se registra un descenso de las empresas declarantes de 2,4% interanual», destacó el informe. Esa caída es mayor en la industria, con una contracción del 3,2% interanual, lo que significó 1.722 empresas menos, casi en su totalidad pymes.
El resultado es inequívoco: las empresas cierran o se trasladan a la informalidad. Los datos de caída de empleo se pusieron en línea con la tasa de desocupación, que aumentó a 10,6% de la PEA en el segundo trimestre del año (1% respecto del 9,6% de 2018). «La informalidad total también ha ascendido a 34,5% del empleo asalariado», se lamentó la UIA.