Los puestos laborales formales del sector privado tuvo una disminución intermensual de 1,6% en abril, primer mes completo con aislamiento social y que registró la caída más alta del empleo registrado no estatal desde que comenzó a medirse, informó la Subsecretaria de Planificación, Estudios y Estadísticas del Ministerio de Trabajo.
Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en abril se registraron 186 mil puestos de trabajo menos que en marzo en el sector privado, debido a la pérdida 128 mil empleos asalariados, equivalente a un recorte de 2,2%, y la salida de 32 mil aportantes al monotributo, lo que implicó una caída de 2%.
«La crisis internacional provocada por la pandemia del coronavirus no tiene antecedentes recientes, ni por la magnitud de la caída de la economía y el empleo, ni por el alcance global que está mostrando; la duración y profundidad de los efectos en la economía mundial todavía son inciertos; la Argentina no se encuentra exenta de este escenario«, explicó la subsecretaría en su síntesis de la situación del trabajo registrado.
El desplome se dio a pesar de la vigencia de la prohibición de despidos y de los alcances masivos que tuvo el programa ATP para capilarizar la ayuda a las empresas del sector privado.
A nivel sectorial, la caída del empleo asalariado fue generalizada: Los sectores con mayores pérdidas fueron construcción (-4,6%); hoteles y restaurantes (-1,7%); servicios sociales (-1,4%); transporte y servicios empresariales (-1,9%), enseñanza (-1,8%), y Comercio (-1,3%).
En cambio, los sectores definidos como esenciales, salud, intermediación financiera y el conjunto de actividades primarias, fueron los menos afectados, aunque también registraron mermas de empleos.
De acuerdo con la Encuesta de Indicadores Laborales, en mayo, el nivel de empleo privado registrado en empresas de más de 10 trabajadores del total de los aglomerados relevados cayó 0,4% en relación al mes anterior, atenuando la caída de los dos meses anteriores (-0,6% en abril y -0,5% en marzo).
«Esta desaceleración de la contracción del empleo se relaciona con la reapertura de algunas actividades, además de las declaradas esenciales, y la adecuación en varios sectores y zonas geográficas, a las nuevas condiciones impuestas por la pandemia», explicó el trabajo.
La situación se evidencia en mayor medida en los aglomerados del interior, que mientras en abril mostraron una caída mensual del empleo del 0,8%, en mayo la contracción fue de 0,4%; en tanto, el aglomerado del Gran Buenos Aires (GBA) la moderación del retroceso fue de solo 0,1% (abril -0,6% y mayo -0,5%).
Esto también se refleja en las respuestas de las empresas respecto del nivel al que están operando, ya que mientras que en abril 19% del total de las empresas relevadas no operó, en mayo este valor se redujo a 13%.
Por el contrario, en abril solo 25% dijo estar operando como siempre, y en mayo ese valor fue de 32% en total de aglomerados.
Respecto del nivel de actividad, también hay diferencias entre el Gran Buenos Aiers y el interior del país.
Así, la situación es relativamente mejor en el interior que en el GBA, en las empresas más grandes que en las de menor tamaño y en las actividades de servicios que en el comercio, la industria y la construcción, el sector más afectado por el aislamiento.
«Los efectos de la pandemia sobre una economía ya en crisis impusieron un escenario complejo que se refleja en la dinámica del trabajo formal en los meses de abril y mayo; sin dudas que en la Argentina, como en la mayoría de los países del mundo, la pandemia pone en riesgo al trabajo y la producción», explicó el informe.
Esto justifica «la aplicación del conjunto de políticas de protección llevadas adelante en los últimos meses, el que ha permitido mitigar los efectos sobre las condiciones de vida de las y los trabajadores y la sustentabilidad de las empresas», concluyó el trabajo.