El economista y director del Banco Nación, Claudio Lozano, habló sobre la necesidad de un salario universal que permita palear la pobreza creciente y, a su vez, incentivar la reactivación económica dinamizando el consumo interno. Este, a su vez, es uno de los puntos del «Manifiesto nacional por la soberanía, el trabajo y la producción», impulsado por un equipo de representantes de distintas organizaciones sociales, sindicales, de Pymes y políticas que buscan «discutir el modelo productivo de la Argentina en el siglo XXI».
El espacio multisectorial fue presentado en el acto del 1º de Mayo de 2020 tiene una especie de inspiración en la doctrina de Francisco y está conformado desde el plano sindical por la CTA Autónoma, Federación Argentina de Trabajadores de la Industria del Cuero, APSEE, la Fempinra, Sipreba, Fedun, el Movimiento de Empresas Recuperadas, el Consejo Productivo Nacional Pyme, la UTEP, la CTEP y la Federación Grafica Bonaerense, entre muchas otras.
El planteo tiene una raíz histórica: «Nosotros hace mucho que venimos planteando, desde la crisis de 2001, la necesidad de políticas que garanticen un piso mínimo de ingreso a los hogares. Esto, en el marco de la pandemia y la cuarentena, que implica la parálisis de la actividad de todos los sectores informales de la Argentina, que es el 51, 52 por ciento de la población laboral, cobra nuevo impulso. Según la última encuesta laboral de 2019 son unas 10 millones de personas.», señaló Lozano en declaraciones a Radio Larz.
De hecho, para llegar al IFE se anotaron más de 12 millones de personas. «es una estrategia correcta que tiene una orientación equivocada porque tiene como objetivo el hogar» entonces, según argumentó uno de los precursores de este tipo de medidas, el Ingreso Federal de Emergencia tiene problemas de cobertura, es insuficiente y llega tarde por problemas de gestión.
«Nuestra propuesta es establecer un instrumento nuevo, un salario universal para toda la gente entre 18 y 65 años que no tenga salario formal. Para nosotros debiera tener el valor del salario mínimo vital y móvil y ese instrumento junto con la AUH estaría en línea con la canasta de pobreza de alrededor 42.000 pesos. Y luego sostener esto para que actúe como ampliación del poder adquisitivo de la demanda en el mercado interno y como dinamizador de la capacidad ociosa disponible de que tiene hoy la economía argentina.», describió.
También hay una argumentación para un problema estructural: «Cuando el sistema económico no garantiza la reproducción de las condiciones de vida, porque no garantiza los ingresos, en ese contexto el Estado debe garantizar ese mínimo de ingresos para vivir, y en ese sentido le ha dado a la discusión del ingreso universal una potencia nueva»
¿De dónde saldrían los fondos para pagar esto? «Deberíamos avanzar sobre una profunda reforma tributaria que permita que los ricos paguen. En Argentina los ricos pagan muy por debajo de lo que se paga en cualquier país, incluso en países cercanos.» Y recordó el cajoneado intento de tributar las grandes fortunas: «Ese impuesto permitiría aportar una suma significativa que permitiría cubrir un año de la renta universal que sería una inversión de 3 puntos del producto», respondió.