Desde el martes pasado, el secretario general del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Omar «Caballo» Suarez, en un gesto de autoritarismo mantiene militarizada la sede del gremio para prohibirle el ingreso a cuatro dirigentes nacionales con los que no concuerda. El gesto de Suarez demuestra un claro desprecio por el derecho de representatividad sindical y, además, por la determinación de la justicia que ordenó reponerlos en sus tareas.
Suarez incumple, entonces, un amparo del juez Miguel Omar Perez, del Juzgado Nacional de Primera Instancia del trabajo N° 62, que ordena la reincorporación a sus tareas y defiende los derechos de representación en la organización sindical a los dirigentes: Luis Jose Clemente, Ruben Alejandro Moreira, Alejandro Antonio Giorgi y Jorge Agustin Vargas.
Días atrás, los gremialistas se hicieron presentes en el SOMU acompañados de un abogado y una escribana en un acto en el que tomaron constancia de la decisión de Suarez de no permitirles el ingreso, actitud que se mantiene hasta la fecha.
Según le comentó Alejando Giorgi a InfoGremiales, la decisión de los implicados es continua con «los pasos legales que corresponden ante el juez para que la cautelar emitida se cumpla».
El desacato de Suarez le podría sumar una nueva causa penal por obstrucción e incumplimiento de una resolución de amparo judicial a un prontuario que ya es bastante abultado y ayer lo convocó a Comodoro Py en una causa que lo investiga por extorsión.
Según Giorgi, la furia y el desacato del «Caballo» no es casual, se produce para evitar dar las respuestas a las preguntas que los cuatro dirigentes en cuestión le reclaman. «Suarez adulteró congresos y se fraguaron actas por temas tan sensibles y delicados como la Obra Social», dijo Giorgi.
Además de revisión de lo actuado en la obra social sindical, Giorgi quiere respuestas sobre negocios que no son del todo claros en el gremio, en la Fundación Azul, en la empresa naval MARUBA y en algunas otras empresas vinculadas al líder del SOMU.
Con la sede del SOMU militarizada y convocando a dirigentes que habían abandonado sus cargos, Suarez busca adelantar las elecciones y conseguir una mayoría automática para seguir sin rendir cuentas. Mientras tanto la justicia parece comenzar a acorralarlo.