La actividad mejoró 8,4% con relación al mes anterior, no obstante, la producción fabril permaneció en julio 3,9% por debajo de los niveles pre-pandemia (febrero de 2020), producto de la heterogeneidad sectorial y regional.
Con estos datos, durante los primeros siete meses de 2020 se acumuló una baja de 11,9% respecto a igual período del año anterior.
Según la UIA, el piso de la caída en el nivel de actividad parece haber sido abril, por tratarse del primer mes completo del aislamiento social, ya que sólo estaban habilitados los sectores considerados esenciales.
«El progresivo retorno a la actividad de distintos rubros industriales permitió ir normalizando los niveles de producción. Sin embargo, el desempeño dispar, tanto sectorial como regional, explica que el nivel de actividad sea menor al registrado antes del estallido local del Covid-19», evaluó la entidad empresaria.
De acuerdo con el informe de actividad industrial, el desempeño de los sectores considerados como esenciales se ha incrementado durante la pandemia y se espera un dinamismo aún mayor una vez recuperados los niveles de demanda previos.
Es el caso del sector de sustancias y productos químicos (+19,6%, aunque las ventas de medicamentos se contrajeron -3,1% interanual) y algunos rubros de alimentos y bebidas (-1,3%, aunque descontando el complejo de oleaginosas se registra una suba de 1,6%), donde sin embargo también hay empresas con problemas de rentabilidad por el congelamiento de precios.
Además, hay sectores que, si bien el comienzo del aislamiento afectó a sus niveles de actividad, han podido adaptarse al contexto una vez habilitada su reapertura: es el caso de la producción de minerales no metálicos (+3,2%, al reactivarse la construcción en casi todo el país), metalmecánica (-5,2%, con subas interanuales en maquinaria agrícola, carrocerías y remolques y equipamiento médico).
También, la industria automotriz (-1,5%, por la suba interanual de las ventas al mercado interno, con una baja base de comparación), la industria electrónica de consumo (-0,5%, donde la demanda se vio incrementada por el excedente de dinero previamente destinado a servicios) y papel y cartón (-0,8%, siendo la producción de papel tissue la más dinámica y la de papel de diario la que más se contrajo).
La UIA detalló asimismo que hay rubros que ya registraban caídas interanuales en su producción a los cuales las condiciones adversas de la pandemia profundizaron aún más, como por ejemplo las industrias metálicas básicas (-28%, principalmente por la caída de la demanda interna de tubos de acero sin costura ante la parálisis del sector energético) y los productos textiles (-22,5%, por la baja demanda del sector de la confección, uno de los más afectados por los cambios en los patrones de consumo y las restricciones de venta al público).
En este marco, la central fabril advirtió que «aún persisten riesgos y se añaden nuevos problemas a las empresas industriales. La caída de la demanda externa, la mayor devaluación de socios comerciales, junto a las restricciones financieras, se encuentran entre las primeras preocupaciones».
A ese contexto, se le adicionan los nuevos costos asociados a la pandemia (transporte de personal, tests, licencias, entre otros) que deben enfrentar en mayor parte las empresas, «quienes ya se encontraban muy golpeadas incluso antes de la pandemia», alertó la UIA.
Y concluyó que se observa una «estabilización de la actividad en niveles menores que a comienzos de año, consecuencia de la menor demanda interna producto de la caída en los ingresos y la incertidumbre, de los mayores costos operativos vinculados a la pandemia y de una baja demanda externa por la también delicada situación en Brasil».