La mesa chica de la central obrera interrumpirá sus vacaciones para reunirse este lunes a las 16, en la sede de UPCN. El tema central será la reforma del sistema de salud que impulsa el kirchnerismo y de la que aún siguen sin tener detalles.
Los problemas no son pocos ni nuevos por lo que desde el Gobierno Nacional se analizan cambios hace tiempo para revertir la desfinanciación del sistema sindical de salud, pero también para controlar a la medicina privada que es cara y, en muchos casos, de dudosa calidad. El punto radica en saber cuáles serán esos cambios, a quiénes beneficiarán, a quiénes perjudicarán y en qué proporciones.
Como la reforma gana tracción desde el brazo político de Cristina Kirchner en el Instituto Patria, temen que la reforma vaya al hueso y se apunte a una apropiación de los fondos de las obras sociales para subordinarlos a un esquema centralizado.
Sin embargo, desde el Frente de Todos buscan llevar tranquilidad. El Presidente le adelantó al dueño de Swiss Medical y titular de la cámara empresaria de medicina privada, Claudio Belocopitt, que no avanzará hacia una estatización de las prepagas. Otras fuentes aseguraron que se tratará de una reforma que permita lograr un uso más eficiente de los recursos y, eso sí, un control del Estado.
Así mismo, Alberto Fernández remarcó la semana pasada en Radio con Vos que su postura apunta a que el Estado ejerza un rol de organización y de inspección. «Hay un problema estructural del sistema de salud que hay que revisar» dijo, y que «Hay un problema de costos, lo tienen las prepagas, pero también lo tienen las obras sociales. Yo era superintendente de Seguros y, desde entonces, estoy tratando de ver de qué manera la medicina prepaga tiene algún tipo de control del Estado, porque captan ahorro público y nadie controla nada, y lo único que piden son aumentos», expresó entonces.
Lo que por ahora es seguro es que habrá cambios y que es imposible dejar conformes a todos por lo que a algunos no les van a gustar. Habrá que esperar para saber a quiénes.