Con un acto en el que lanzaron la Confederación de Trabajadores y Empleadores, Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto presentaron a «Los Flacos», su pata gremial. Un nuevo intento de Juntos por el Cambio por hacer pie en el mundo sindical pero ahora reivindicando la reforma laboral.
Con Patricia Bullrich y Miguél Ángel Pichetto sentados entre los expositores, Juntos por el Cambio comenzó este mediodía lo que será una nueva aventura por tratar de hacer pie en el mundo sindical tras el fracaso de la Organización de Trabajadores del PRO (OTPro).
Con la presentación de la Confederación de Trabajadores y Empleadores y el lanzamiento de «los flacos», los dirigentes apuestan a tener algún tipo de representación en el mundo del trabajo, históricamente esquivo en sus armados electorales.
Con «los flacos», el PRO busca seducir un conjunto de organizaciones sindicales medianas o pequeñas que están enfrentadas con los gordos y aliarlos con los empresarios.
La novedad es que ahora se reivindica la reforma laboral y se la propone para «salvar» a las pymes y para cuidar al capital. Ese fue el argumento central de Bullrich, que reforzó Pichetto y tomaron el resto de los disertantes.
Los dos expositores del evento por el mundo sindical fueron el «peronista liberal» Marcelo Peretta, líder de los farmacéuticos y bioquímicos y Gustavo Arreseygor, secretario General del Sindicato Argentino de Trabajadores Horticultores y Agrarios (SATHA) que supo ser archienemigo de Gerónimo «momo» Venegas y terminó militando en el mismo espacio para el que aportaba el de Necochea.
En la previa, Marcelo Peretta, había calificado a «los flacos» con los «docentes y la mayoría de los estatales que se quedaron en casa esperando su salario, generando grieta entre los que trabajan y los que cobran sin trabajar».
«La política laboral argentina de las últimas décadas se basa en proteger -y engordar- a los sindicatos conservadores, que defienden un modelo en que ‘los trabajadores hacen que trabajan y los empleadores hacen que pagan’, que deja 7 millones de empleados en negro e, indirectamente, promueve 20 millones de planes sociales sin contraprestación», añadió.
Y concluyó Peretta: «El modelo sindical actual ha muerto: no frena la desocupación, promueve denuncias ante la Organización Internacional del Trabajo por violación de la libertad sindical y solo 28% de los trabajadores está agremiado. Convalida que los policías monotributen, sin un gremio que los proteja, que los enfermeros estén precarizados profesionalmente y que los trabajadores pasivos sigan empobrecidos con su movilidad por carecer de representación. Los barones sindicales obstaculizan el avance de la clase trabajadora y el empleo formal».