La cadena de electrodomésticos, Garbarino, en plena crisis a nivel nacional, les debe a sus empleados tres meses de salario. Cerró sin avisar y ahora confirmó que no reabrirá. El sindicato de Empleados de Comercio rosarino denunció lock out patronal. Hay 60 trabajadores que no saben que pasará con su futuro.
La semana pasada aparecieron carteles en las puerta de las cuatro sucursales rosarinas de la cadena de electrodomésticos Garbarino que avisaban de su cierre.
Al poco tiempo los sacaron y, este lunes, los empleados de la empresa se presentaron a trabajar y se encontraron con los locales cerrados. De hecho el Sindicato de Empleados de Comercio de Rosario los acompañó a la sucursal de Córdoba al 1200 y denunció un lock out patronal.
“Es un conflicto a nivel nacional y en el que está interviniendo el ministro de Trabajo, Claudio Moroni y el Ministerio de Trabajo de la provincia de Santa Fe. La empresa decide cerrar sus puertas con la excusa de tareas de higiene. Las ventas empezaron a levantar y todavía les deben tres meses de salario a los trabajadores. Mañana (por este martes) a las 10 estaremos de nuevo allí”, explicó, Juan Gómez, secretario de Asuntos Gremiales de Comercio Rosario al portal El Ciudadano.
Sin embargo los locales no reabrieron. De hecho fuentes de la empresa le aseguraron a Clarín que esos locales permanecerán cerrados y que «no hay posibilidades de que vayan a reabrir». Se excusan en un cambio en el plan de negocios que se orienta a más presencia online con tiendas más pequeñas.
Garbarino tenía cuatro locales en Rosario: en los shoppings Alto Rosario, Portal Rosario, en el Hiper Libertad, de bulevar Oroño y Circunvalación, y en Córdoba al 1200 y 56 empleados distribuidos en esas sucursales.
Gómez, advirtió que “están esperando instrucciones de la Federación Argentina de Empleados de Comercio, que es la que está llevando adelante el conflicto en todo el país. A nivel nacional la empresa firmó compromisos de pago que no cumplió hasta el momento”.
Garbarino cambió de dueño hace menos de un año y según informó la agencia Bloomberg, la empresa acumuló en los últimos meses más de 2.000 cheques impagos por 2.700 millones de pesos.
En junio de 2020, Garbarino pasó a manos de Carlos Rosales en el marco de una operación que dejó algunas dudas. A 10 meses de ese volantazo hay salarios impagos, suspensiones, el anuncio de cierre de un puñado de sucursales y un conflicto irresuelto con el gremio de Camioneros en el centro de distribución de La tablada.
Rosales es un joven empresario, también dirigente de San Lorenzo de Almagro, que ya había intentado quedarse con Ámbito Financiero en el pasado cercano.
La firma tiene unas 200 sucursales en todo el país y unos 4200 empleados que en pandemia recibieron la ayuda estatal, a través del programa ATP, para el pago de salarios.