Tras el cachetazo que resultaron las PASO, las fuerzas de la cúpula cegetista estarán concentradas en demostrar su poder de fuego. Proyectan una movilización multitudinaria. Encaran la renovación de autoridades y ya diseñan una fórmula de unidad que contenga a los Moyano. ¿Tres o cuatro? ¿Cierre de campaña de Alberto?
Luego de unas PASO que tuvieron a la CGT con menos protagonismo del que hubiesen imaginado en Azopardo al inicio de la gestión de Alberto Fernández y con un resultado que alarmaron a propios y extraños, la central obrera se pondrá en marcha para ganar terreno político en base a demostraciones de fuerza.
En lo inmediato diseña, junto con los movimientos sociales, una movilización que promete ser multitudinaria. Será el 18 de octubre y servirá para mostrar músculo y enviar un mensaje que los posicione al interior de la coalición de Gobierno.
Inmediatamente después llegará el Comité Central Confederal, que servirá como paso estatutario previo a la renovación de autoridades. Allí se espera que se de la primera instantánea de unidad entre la conducción actual y los sectores que regresen a la entidad madre, entre ellos el moyanismo.
A decir verdad será la segunda. La primera se dio en el cierre de campaña del Frente de Todos donde coincidieron, entre otros, Hugo Moyano y los hermanos Héctor y Rodolfo Daer.
El plato fuerte llegará el 11 de noviembre. Al filo de la veda, antes de las generales, se elegirá y se presentará la nueva conducción de la CGT que promete revitalizar a Azopardo de cara a la segunda parte del Gobierno de Fernández. ¿Estará Alberto como virtual cierre de campaña? No lo sabemos aún.
Está claro que el diseño del nuevo esquema de poder está en construcción todavía. «No creo que ningún dirigente gremial tenga el consenso mayoritario para ser el único secretario de la CGT. Puede ser un trunvirato o pueden ser 4», advirtió esta semana Pablo Moyano y confirmó que habrá un nuevo cuerpo colegiado.
La unidad es cada vez más concreta. No por la capacidad de los diferentes actores de discutir un proyecto en común, algo que todavía no sucedió y no hay certezas de que vaya a ocurrir, sino por lo agresivas de las propuestas respecto al empleo con las que la oposición cerró su primer tramo de campaña. En definitiva y como en 2016, no los unirá el amor sino el espanto.