La firma química TFL se encuentra virtualmente paralizada. Es que desde la dirección de la multinacional se decidió en avanzar con 75 despidos y comenzar a importar una porción mayoritaria de lo que hasta el momento producía en su planta de Zárate-Campana, a pesar de la negativa gubernamental.
Desde los gremios que representan a los trabajadores químicos y al personal jerárquico de las firmas químicas, resolvieron reclamar por las reincorporaciones y adentrarse al conflicto.
Además, la firma le debe salarios a sus empleados y desde los gremios reclaman que regularicen la situación inmediatamente.
El Ministerio de Trabajo resolvió intervenir en el conflicto y dictar la conciliación obligatoria, pero desde la empresa nunca acataron la medida ministerial y desconocieron la orden.
Ante la falta de guiño para avanzar en una re estructuración y en importar su producción, TFL ya amenazó con levantar su planta e irse del país. Salida que suena a amenaza pero que genera temor.
Como si la situación no fuera sumamente compleja, la planta hoy se encuentra paralizada porque se le dictó una clausura por falta de mantenimiento. Es que trabajan con materiales altamente tóxicos y la falta de inversiones para mantenimiento produjo un derrame de gravedad.
Con la fábrica cerrada, los obreros en la calle y una firma que amenaza con abandonar el país, los trabajadores ya anunciaron un plan de lucha programado para oponerse a la soberbia empresarial.
TFL es una firma de capitales alemanes que fue adquirida en el último tiempo en un 90% por capitales estadounidense.
Más allá de sus orígenes, la estrategia de TFL es similar a la de otras multinacionales como RR Donnelley que en el último tiempo resolvieron abandonar el país ante un Estado que le pone límites.