La historia de Luis Barrionuevo parece demostrar que si algo le sobra al sindicalista es sentimiento de impunidad. Por eso no dudó cuando tuvo que prender fuego urnas en plena democracia, tampoco lo hizo al salir a bancar públicamente a barrabravas, ni se puso colorado al ser el brazo sindical por excelencia del neoliberalismo en Argentina en los 90´s.
Reñido desde siempre con la ética gremial, ahora «Bandeja» Barrionuevo da un paso más para hacer notar que la condena social no le importa. Y lo hace blanqueando su doble rol en la actividad gastronómica.
Resulta que el «sindicalista» Luis Barrionuevo ya no sólo representa a los trabajadores gastronómicos. Ahora también se hace cargo lo que era un secreto a voces y es que, además de gremialista, es un importante empresario del rubro.
Semanas atrás, el titular de la Uthgra compró los dos restaurantes Osaka, ubicados uno en Puerto Madero y el otro en el barrio porteño de Palermo. Puerto Madero y Palermo Hollywood son dos de las zonas más caras de la Ciudad de Buenos Aires.
Pero «Bandeja» llegó con el ímpetu que lo caracteriza y no pasó desapercibido entre sus nuevos empleados. De hecho a los trabajadores de los locales los sorprendió porque, no bien se hizo cargo, echó a un grupo importante.
Desde el entorno del sindicalista-empresario afirman que los despidos no obedecieron a una pretensión de bajar costos, sino al hallazgo de estafas en las invitaciones para clientes VIP.
Lo que no queda muy claro es que si los despide el secretario general del gremio que los representa, quien podría defenderlos gremialmente ante cualquier eventual abuso patronal.
Luego de la depuración, los locales quedaron en manos del hijo del titular de la CGT Azul y Blanca para que los regentee.
Barrionuevo, entonces, ahora se encuentra formalmente de los dos lados del mostrador en la actividad gastronómica, algo que debería ser su retiro de la actividad sindical por tener intereses cruzados.