La Cámara de Apelaciones del Trabajo desestimó la apelación presentada por la lista patrocinada por Luis Barrionuevo en la Seccional Capital del Sindicato de Gastronómicos y dejó firmes las elecciones en las que ganó Dante Camaño. Se espera que el excuñado ahora vaya por el control de los recursos y la obra social propia.
La Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo ratificó la validez de las elecciones con las que se reeligió a Dante Camaño como titular de la Seccional Capital de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la Argentina (UTHGRA).
La decisión la tomó al desestimar la apelación de la lista encabezada por Humberto «Chiqui» Ballhorst y patrocinada por Luis Barrionuevo contra un fallo en primera instancia de la jueza Ana Clara Alfie que había dejado en firme esos comicios del 2 de diciembre pasado.
A pesar de que todavía en el entorno de «Bandeja» Barrionuevo, un viejo explotador de los resquicios judiciales, creen que todavía pueden explorar algún pasillo para conseguir revertir la situación, la realidad es que se trata de un golpe inesperado y con consecuencias todavía inciertas.
La ruptura en la sociedad de 40 años entre Barrrionuevo y Camaño llegó de la mano de la separación del líder gastronómico de Graciela Camaño, su esposa por más de 4 décadas. Desde entonces se desató una pelea por la separación de bienes que derivó, también, en el quiebre de la relación en la seccional Capital del gremio.
La apuesta de Barrionuevo es a continuar la vía legal y apostar al término de los mandatos para apelar a la acefalía de la organización. De hecho, la actual conducción porteña termina mañana, 23 de marzo, su mandato vigente.
Sin embargo, las consecuencias del quiebre con Camaño pueden ser dolorosas para el expresidente de Chacarita. Un punto de inflexión. Camaño ya esbozó la posibilidad de buscar el control de los recursos que genera su seccional, la más importante del país en cantidad de afiliados, para evitar girárselos a la conducción.
También podría ir por la chance de quedarse con el control de la cobertura de salud de sus representados, algo que sería un golpe letal para las ya alicaídas arcas de la Obra Social de gastronómicos y un poder de fuego e influencia que marcaría el principio del fin del Barrionuevo que supimos conocer.
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