Roberto Vandor fue entrevistado por Dady Brieva para El Destape Radio donde dio la versión que pudo reconstruir del asesinato de su padre, habló sobre su visión de la actualidad metalúrgica y del sindicalismo argentino en general.
Augusto Timoteo Vandor fue un dirigente metalúrgico asesinado en un violento episodio el 30 de junio de 1969 en la sede de la UOM de la Ciudad de Buenos Aires. Nunca se supo realmente quienes lo llevaron a cabo. La Uom actualmente toma como responsables del hecho al Ejército Nacional Revolucionario (ENR), quienes lo aseguraron como propio en un comunicado el 7 de febrero de 1971. Sin embargo, reconocidos historiadores del período como Richard Gillespie y Felipe Pigna se lo adjudican a la agrupación «Descamisados», encabezada por Dardo Cabo, que luego sería absorbida por Montoneros.
Roberto Vandor tenía 8 meses cuando asesinaron a su papá. «Nunca se supo bien cómo fue, quiénes fueron. Fue un grupo comando que entró al secretariado en la calle La Rioja por la mañana. Él estaba en una reunión, escuchó el ruido, vio que estaban viniendo, quiere escaparse y lo matan de cinco tiros por la espalda. Le ponen una bomba entre las piernas inclusive. Él no muere inmediatamente, logran sacar el cuerpo, pero la bomba termina destruyendo la seccional.»
«Hubo muchísimas especulaciones. Desde que era Santucho, que luego fue líder del ERP hasta que era la CIA, nunca hubo una línea concreta.», afirmó.
«Con la muerte de mi papá el gremialismo argentino empieza a perder poder político. No gremial, poder político. En ese momento Perón no estaba en el país, el peronismo estaba proscripto y había muchos partido neoperonistas diseminados por toda la Argentina. Los sindicatos tenían la estructura, tenían la plata y tenían los hombres, entonces tenían mucho poder político.», señaló.
Aprovechó también para desmentir una reconocida creencia sobre Vandor padre: «Mi papá tuvo un desencuentro con Perón pero esto del «Peronismo sin Perón» jamás lo planteó, por lo menos en mi casa. En mi casa no podías no ser peronista.»
«Cuando le gritaban a Cobos «traidor, saludos a Vandor» por la 125 yo estaba en la Plaza y a mí me dolió mucho, porque ¿a quién traicionó?», se preguntó.
Roberto explica que Vandor era la pata negociadora de «la política pendular» de Perón. «A Perón no le servía que hubiera puros ortodoxos pegando, pegando y nadie que negocie. Mi viejo decía que no servía negociar siempre ni tirar piedras todo el tiempo porque en un caso te compran y en el otro no conseguís nada, es parte de la política eso. Perón a mi padre lo nombra en la figura en la que se va a unificar todo el movimiento obrero. Lo matan en el momento en que era más útil matarlo.»
El reportaje completo a Roberto Vandor se puede escuchar acá.
«Todos los hijos de los grandes dirigentes todos tuvimos que trabajar para vivir. Hoy es otro mundo, hay cosas que no se mejoraron. Creo que tiene que ver con el lugar que ocupa el sindicalismo en la cosa política.», reflexionó. «El sindicalismo no tiene protagonismo político. Perón incorpora a los trabajadores al mundo político, no solamente gremial, y eso se perdió. Hay una mirada anti sindicalista y anti gremial. Los dirigentes deberán hacer su mea culpa también.», disparó.
Por su parte, la UOM hoy encabezada por Antonio Caló, en referencia al aniversario del asesinato del líder metalúrgico, sigue peleando contra un marxismo planetario: «Las facciones de izquierda durante el gobierno de facto de Onganía ejecutaban actos terroristas en la clandestinidad y, como también pasa hoy con diferentes matices, pretendían que la CGT deje de ser peronista para formar parte de la organización de sindicatos marxistas del resto del planeta.»
Vandor empezó su carrera sindical como delegado metalúrgico de la Phillips en 1950. Fue encarcelado por seis meses y despedido durante la «Fusiladora» en 1955. Recién en 1958 con la presidencia de Arturo Frondizi se le permitió volver a la actividad sindical y llegó a secretario general de la UOM. Estuvo al frente de las «62 organizaciones», luego llamadas peronistas. Un año antes de su asesinato, en 1968, llegó a la secretaría general de la CGT «Azopardo». La Uom lo recuerda como un dirigente que «murió luchando por la unidad de la CGT.»
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