El directivo dijo que el 50% del precio de las prendas textiles es explicado por los impuestos y sostuvo que la carga tributaria «quita competitividad y sin ella no hay industria viable».
«En los primeros siete meses de este año el sector textil registró una caída de su nivel de actividad del 8% respecto al mismo período del año anterior», indicó al hablar en el marco de la 14° Convención Anual Protextil 2018, realizada en un hotel céntrico.
El ejecutivo recordó que «en 2017 el sector había registrado una caída de su producción de 16,4% respecto del nivel alcanzado en 2015».
El dueño de la textil Amesud remarcó que «los industriales textiles están utilizando sólo el 54% de la capacidad instalada total» y dijo que esta situación «llevó a que se perdieran 13 mil puestos de trabajo en el sector entre 2015 y lo que va de este año, donde la demanda ya se redujo un 20%».
«Este panorama hace que apenas el 30% de los empresarios textiles logra sostener el negocio y que sólo el 20% obtenga algún margen positivo con el desarrollo de la actividad», sostuvo el empresario textil.
Dijo que las perspectivas para el sector en el segundo semestre de este «no son buenas y marcan que habrá una caída de las ventas del 27,2%, una disminución de la actividad del 24,1% y un retraso en los pagos de los clientes del 18,3%».
El empresario textil manifestó que «más del 50% del precio de nuestros productos es explicado por los impuestos» y señaló que «la carga impositiva nos quita competitividad y sin ella no hay industria viable».
En otro orden, el titular de la Fundación ProTEJER se quejó porque «el nivel de informalidad es alto en el sector textil, ya roza el 75% y comprende a pequeños emprendimientos y a talleres clandestinos que logran vender a precios muy bajos».
«Hace dos años la industria local tenía el 50% de un mercado de 500 toneladas, pero por el avance de los productos importados y la caída de la demanda este año perdimos un 20%», precisó.
Estimó que «en los próximos 20 años, apenas un 20% del material textil va a ser utilizado para fabricar ropa» y dijo que el 80% restante «servirá para crear productos utilizados en construcción, minería, salud, satélites, aeronavegación y fabricación de autopartes».
«Dentro de 20 años China va a ser importador de productos textiles y nosotros podríamos aprovechar esa circunstancia, pero para eso hace falta una política industrial y que el gobierno entienda que el sector textil es viable y que puede crear puestos de trabajo con bajos costos de inversión», aseveró.