“La apertura de las importaciones y la baja del consumo en el mercado interno, producen un exceso de stock y la inactividad en las plantas que pone en riesgo la estabilidad de los trabajadores”, afirmó en declaraciones a Télam.
En este sentido, mencionó que “la firma Tipoití, que tiene 700 trabajadores, cerró sus puertas desde diciembre hasta principio de febrero. Interrumpió la actividad por primera vez en 70 años”.
Y, explicó que si bien en esa empresa “ya arrancó la actividad, hay un turno menos” y esa suspensión es rotativa para los operarios, que cobran el 70% de los haberes cuando les toca el turno faltante.
Agregó que el año pasado, en la empresa textil Alpargatas, ubicada en la localidad de Bella Vista, hubo 75 despidos “también tienen acumulación de stock y no hay actividad los fines de semana”, donde todavía quedan más de 400 empleados.
Sobre Textil Noreste S.A de Monte Caseros, señaló que sus 300 trabajadores “están percibiendo el salario en tres cuotas” y que en Textil Iberá de la Capital “donde ya hubo despidos en 2017, ahora no están trabajando los fines de semana”.
Por otra parte, la planta textil Emilio Alal de Goya, que tiene 260 operarios, “tuvo problemas en el pago de los aguinaldos” y la Cooperativa Coprolan de Curuzú Cuatiá, “también está atravesando una situación difícil”.
El sindicalista dijo que la fábrica Tenimbó de la localidad correntina de Esquina, “despidió a 40 trabajadores en el mes de mayo y la planta se redujo a la mitad”.
Esquivel afirmó que en las mencionadas empresas hay “alta tecnología e inversiones, pero no sabemos lo que va a pasar, hay mucha incertidumbre entre los trabajadores y no vemos perspectivas para nadie”.