Juan Corvalán pasó a la fama la semana pasada cuando una patota del SUPA, sindicato que dirige, que protestaba por un conflicto de encuadre gremial en la empresa Exolgan golpeó y tiró a un hombre desde el Puente Avelleneda.
En ese momento, y con las pulsaciones en caliente, Corvalán declaró que los agresores “no eran los laburantes”. Entonces reconoció que había contratado una patota para hacer una demostración de fuerza “Tuvimos que traer gente porque teníamos una amenaza de una villa, la empresa los banca, y sabíamos que nos iban a venir a reprimir”
Los momentos de sinceridad del dirigente le valieron el repudio público y lo pusieron contra las cuerdas. En ese momento, presionado por los hechos de violencia y las imágenes que no paraban de reproducirse en todos los canales, presentó su renuncia.
La decisión duraría poco. Esa misma tarde la Comisión Directiva del SUPA desestimó la renuncia presentada y paró el Puerto de Buenos Aires silocitándole a Corvalan que reviera su determinación y reasuma en su cargo.
Horas más tarde, en declaraciones públicas, Corvalán se desdecía. Los violentos dejaron de ser “gente que tuvimos que traer” para convertirse en «infiltrados que buscaban desestabilizar su conducción en el puerto».
¿Qué puedo decir de las imágenes que se vieron, de lo que pasó? Ya todos quedamos adentro como que fue ‘la patota de Corvalán’. Me quedé identificado con esto, sí. Pero (los agresores de Raúl Lescano, de 27 años, quien circulaba por el lugar en una moto junto a su esposa embarazada) era gente de la villa: estaban enfrente y se cruzaron» expuso el sindicalista haciendo uso de su nueva versión de lo sucedido.
Desde el moyanismo, sector al que responde el líder portuario, pocos se animaron a alzar la voz sobre lo sucedido. Uno de ellos fue Roberto Coria, el secretario general del sindicato de Guincheros que es parte de la disputa por encuadre gremial que está de fondo “Los dirigentes del SUPA deben responder por los manifestantes violentos expresaron”
En simultáneo Facundo Moyano, hijo de Hugo Moyano y Secretario General del SUTPA declaró “Un sindicato no puede cortar una ruta ni una calle.” en clara alusión a lo sucedido en el puente Avelleneda y agregó “Son hechos delictivos que merecen ser repudiados”.
Desde el moyanismo parecen haber pendular entre el silencio y la condena. En portuarios se aplica un viejo axioma del mandamás del futbol argentino “Todo Pasa”.