En las últimas horas el líder petrolero, Alberto Roberti, reconoció que existen presiones para que Sergio Massa baje su candidatura presidencial y que llegue a un acuerdo con Mauricio Macri, para sellar algún entendimiento que los coloque más cerca de alcanzar la performance electoral de Daniel Scioli.
«Es espurio -el acuerdo propuesto- porque después del 20 de junio no hay términos legales para construir una oferta diferente para la sociedad, y aparte, en términos políticos, no tenemos nada que ver», expresó Roberti, manifestando su descontento.
Pero no sólo el titular de la Federación de Petroleros está en alerta. Facundo Moyano, otro de los sindicalistas promotores de la aventura electoral de Sergio Massa, salió al cruce de las versiones. El hijo del camionero consideró «imposible» un acuerdo con el PRO.
No es casual que los gremialistas salgan públicamente a defender la posición electoral consolidada en las PASO. Es que un entendimiento entre Massa y Macri provocaría que se sepultara todo el trabajo, estructura y dinero que la Mesa Sindical del massismo puso para tener representantes en el congreso y en los distintos órganos de representación.
Desde que el Frente Renovador sufrió la sangría de dirigentes provinciales, fundamentalmente el alejamiento de los intendentes, los gremios se pusieron la campaña al hombro y fueron de los principales sostenes financieros del proyecto. Por lo tanto quedarse sin cabeza de lista haría que todo ese esfuerzo haya sido en vano.
En los cargos legislativos la presencia de gremialistas es importante. Es una manera de cobrar el apoyo prestado. Si el hombre de Tigre accediera a bajarse dejaría a los que apostaron hace unos meses en él sin chances de alcanzar lo prometido. Por eso la luz roja está por explotar.